Basket, hostias y un final inesperado

domingo, 27 de junio de 2010
Noticia con algún día que otro de retraso, pero qué cojones, esas cosas sólo importan en “meneame”.
Ya publicamos en su momento una entrada acerca de algo ocurrido con el Partizan en la final de la liga adriática. En esta ocasión, este mítico equipo (fuenlabreños y penyeros les tendrán en su mente, por distintos motivos) se enfrentaba con el Hemofarm. Si ya en la otra final saltaron chispas, resolviéndose con aquella canasta en las últimas décimas, en esta ocasión lo que iba a ocurrir iba a ser mucho más gordo.



Acabaron a hostiazas.

“Pues vaya cosa”, podrá pensar algún lector. Efectivamente, darse de leches durante alguna práctica deportiva no es lo más extraño del mundo (que se lo digan a mis codos). Lo raro fue que los últimos minutos de la final tuvieron que disputarse al más puro estilo callejero, en un 3X3.
Increible. En mi vida había visto algo parecido. En una liga de mayor repercusión, los árbitros casi seguro que no hubieran tomado esa decisión. Al final ganó el Partizan, entre otras cosas por contar entre sus jugadores no eliminados con Bo McCalebb, esto es, como podrá suponerse simplemente por el nombre, uno de esos especímenes a los que uno puede referirse tranquilamente como “jugón” o como “puto chupón”.



De esta manera Partizan ponía el 2-0 en la serie. Días después acabaría volviendo a ganar, conquistando su 17ª liga serbia.

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