El Insight

miércoles, 13 de octubre de 2010
El "insight", una de las características más apreciadas por un psicólogo. Cuando te viene un paciente con este aspecto muy desarrollado, puedes dar gracias al cielo. Este particular palabrejo viene a hacer referencia a, en castellano, la introspección, y con este otro término, bueno, con ambos, lo que realmente denominamos es la capacidad que tenemos las personas de relacionar los acontecimientos que nos ocurren en nuestro día a día con las fluctuaciones emocionales que experimentamos; la capacidad de "conectar con nuestro mundo interno" (no, con nuestros gases no, maldito humor escatológico...), de tomar conciencia de lo que nos pasa.

Parece fácil, ¿verdad? Los cojones. En el mejor de los casos, 1 de cada 5 pacientes es capaz de llevar a cabo este pequeño ejercicio de autoobservación. Y donde digo pacientes, ponga usted, querido lector, personas, porque por lo visto no es que sea la más frecuente de las bondades y virtudes del ser humano.
"¿Por qué crees que te encuentras mal?" - "No lo sé"
"¿Con qué podrías relacionar tu malestar?" - "No lo sé"
"¿Crees que el tener que cuidar todas las noches, en lugar de poder descansar tranquilamente, a tu abuelo con graves alteraciones del comportamiento y alucinaciones visuales con temática de negros siendo perseguidos por vaya usted a saber qué tipo de personas, puede tener algo que ver con que últimamente estés más desanimada?" - "No lo sé"

Jodidamente verídico. Yo alucinaba. Puede parecer una exageración, pero este tipo de "diálogos" son más habituales en consulta de lo que uno podría esperar. Perdón, "querría" esperar.
Pero no es algo por lo que culpar a nadie. Es simplemente cuestión de mentalizarse de algo, y es que nosotros no nos sentimos jodidos "porque sí", siempre será por algo que se nos pase por la puta cabeza, y si no, será orgánico y extirpable. Ante una misma situación, según como la interpretemos nos sentiremos de una u otra manera, y según qué conductas llevemos a cabo, el problema podrá acentuarse o agravarse. Normalmente se agrava.

La capacidad de insight es entrenable. En consulta es habitual que intentemos usar registros con los pacientes, los cuales vienen a ser herramientas que nos ayudan a clarificar lo que ocurre y a que el paciente "vaya entrando en vereda" con la idea. El registro estándar estará compuesto por 5 columnitas: hora/día - situación - pensamiento - emoción - conducta.
Todos los puntos están interrelacionados. Tocando uno, modificaremos el resto (bueno, quizá la hora y el día no sean tan importantes, aunque en ocasiones sí...). Puedes no tener capacidad de insight, pero practicando, y normalmente con algo de ayuda, poco a poco irás consiguiendo ver la luz; claro, salvo que lo que tengas en la cabeza sea cemento armado, que la pena es que ocurre más a menudo de lo deseable.

Invito al usuario de este blog a que si tiene un día más tristón de lo normal y no sabe por qué, o está más nervioso de lo habitual y no comprende el motivo, se tome unos minutos de reflexión para repasar qué le ha ido pasando últimamente, quizá valga con las últimas horas. Una sensación desagradable de nervios puede aparecer simplemente por haberse pegado un pequeño "sprint" para cruzar la calle y evitar un atropello. De recordar nuestro artículo sobre el amor, quizá podrá entender algo mejor este punto. Si estoy taquicárdico, sudoroso, y con una leve dificultad para respirar por haber hecho un esfuerzo físico, y no lo relaciono con ello sino que me empiezo a preocupar porque "algo me está pasando y no sé qué coño es", pues la hemos cagado. Hay gente que interpreta como algo grave los simples movimientos peristálticos del sistema digestivo y a urgencias que se va, temiendo lo peor; es casi lo mismo.
Ídem con la tristeza. A veces nos ocurren hechos objetivamente penosos por los cuales es normal estar triste. Y es algo que debemos ser capaces de "respetar"; según como seamos unas cosas nos sentarán peor, y, aún así, ocurren en nuestras vidas acontecimientos, como la muerte de un ser querido, ante los cuales no podemos poder querer ponernos alegres y de puta madre de golpe. Entre otras cosas, porque si uno lo consigue, estaremos hablando de un posible episodio maníaco...

El problema es que nos encanta sentirnos bien, y, por ende, no soportamos pasarlo mal. No solemos ser capaces de aceptar que podemos sentirnos fatal y que sea nuestra la mayor parte de responsabilidad de tal circunstancia. Es más sencillo refugiatrse en "ay, es que me viene la depresión", o "es que se me pone la ansiedad y no puedo"; achacarlo a entes externos que acuden a nuestro cuerpo de manera mágica y ante los cuales no podemos hacer otra cosa más que bajar la cabeza, estar jodidos, y resignarnos hasta que tal y como vinieron se vayan. Y si hay pastillica que tomar, pues a ella que voy cual lobo hambriento ante cervatillo desangrándose, pese a que "realmente" no la necesite.
De todos modos, éste sería otro tema a tratar en otra supuesta entrada. Por el momento sólo comentaré que en absoluto soy el típico psicólogo "antipastillero", y que en muchas ocasiones pueden resultar prácticamente indispensables.

Pero, lo dicho, hemos de reflexionar, relativizar y flexibilizar más, racionalizar sin ser rígidos y sin ocultar lo emocional, y ser capaces de aceptar lo que nos va pasando, para, en base a ello, poder actuar uno mismo en la medida de sus posibilidades y mejorar nuestra situación, por muy puta que sea.


Mediten por favor, mediten

[He de admitir que me he liado un poco al final con la entrada...]

2 comentarios:

Raquel Jimeno dijo...

jo, ahora me voy a sentir culpable cada vez q esté depre... xDD no en serio, muy buena.

Dain dijo...

Gracias a ambas, pero vamos, que es pura descripción de mi día a día, que es lo jodido al fin y al cabo...

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