¡Te puede pasar a ti!

martes, 26 de octubre de 2010

¿Sabéis aquel momento de la semana que es el domingo, rancio por antonomasia, y en el que a uno le apetece, a la vez, salir de esa monotonía como sea; no hacer nada para ello? Pues a veces sucede, querido lector, que el kharma, el destino...o no sé cómo llamarlo para no referirme a ello como "cúmulo de gilipolleces y casualidades" pueden impedir que todo lo que tú hayas hecho para vencer a la apatía dominical, se vaya al garete. Os cuento.

Este domingo pasado me las prometía yo muy ufano. Había quedado con una chica de la facultad con la que me llevo bastante bien. Ella es bastante animada y hacía tiempo que no la veía, así que pensé que si alguien pudiese vencer al miasma de aburrimiento, sería ella. Eso y que me apetecía verla y el plan no pintaba mal. La llamaremos C.

Vivir en la era digital es, en realidad, una terrible ventaja pragmática y yo soy de los que piensan que en el plano individual y mundano, eso de los móviles es un avance increíble. Permiten, como hubiese pasado ese día, que yo quedase con C. y nos echásemos unas risas y unos buenos momentos. Y parecía que sería así cuando recibí un mensaje claro y taxativo de ella: "hola! a tal hora en tal sitio" como quien dice...

Mi amigo Dain podrá decirme que se trata de déficit de atención y que soy gilipollas, pero me suele ocurrir que cuando recibo una información escrita u oral a la que considero fácil de retener, suelo prestarle, por el contrario, muy poca atención (factor de gilipollez número 1) para ello. En la práctica: un "montón" de cosas tontas (horas y sitios concretos) se me van de la cabeza bastante frecuentemente. Recibo el sms, lo leo, y pienso "ok...a seguir jugando al ordena". Hasta ahí bien.

Llega la hora de marcharme y comienzo a ponerme accesorios, como el Burro Tozudo: mp3, llaves, cartera, dinero, abono, chicles...todo bien...así que salgo de mi casa y acudo a la cita. Cuál es mi sorpresa cuando yendo camino a la estación de Fuenlabrada, me percato de que no tengo el móvil..."vaya!, tampoco lo necesito", pienso, "sé dónde y cuándo he quedado". (factor de gilipollez número 2).

Me bajo en Nuevos Ministerios y decido dar un paseo hasta el lugar donde he quedado, a unos 15 min. Como me gusta andar, me planifiqué una ruta sencillita para ir al lugar: bajar Castellana abajo hasta que vea el Metro. Bien, bajo pero, mi aburrimiento por lo andado me hacen preguntar a un grupo de pijos autóctonos, quienes, muy amablemente, me sacan del camino que yo me había trazado mentalmente. Y yo voy, y me salgo. (factor de gilipollez número 3).

La gran pericia de esos simpáticos vecinos y la mía para seguir instrucciones de cómo llegar a los sitios, hacen que esté en el lugar donde había quedado y cuando había quedado. Así que espero. Esperar es una cosa que se me da muy mal y que me aburre mucho. Soy bastante impaciente e iba viendo cómo volaban los minutos. C. no es impuntual, así que me olía que algo pasaba...peeeero, no tenía el móvil para echar mano de él y saber qué.

Además, esperar en una zona pija de la leche cuando las temperaturas bajan y anochece tampoco es plato de gusto. "¿Habremos quedado aquí? porque no veo más bocas de Metro....", continúo pensando..."Seguramente le haya pasado algo y como no tengo móvil, si me llama no me entero", concluyo. Así que estuve esperando como 45 min hasta que decidí que lo último era lo más probable. Bajo a Recoletos, me encapsulo en el tren y en 40 min estoy en casita.

Cuando llego, mi augusta madre me dice que C me ha llamado preguntando si me había pasado algo, pues le había dicho mi madre que para Madrid había salido. C me había llamado al móvil que imprudentemente me dejé en casa. Cuando la llamo, C me dice que había estado esperando en la boca de Metro que me decía en el sms (aquel cuya información no retuve...) unos 45 min, que me había llamado (pero no tenía el móvil) y que, la salida de Metro donde habíamos quedado no tenía pérdida...¡bajar Castellana abajo!

En definitiva: no os dejéis nunca el móvil un domingo por la tarde...corréis el riesgo de aburriros


La cara que se me quedó a mí cuando me di cuenta de las sinergias de mis tres factores de gilipollez combinados



1 comentarios:

Dain dijo...

Tu amigo Dain no te dice lo del déficit, pero sí lo otro, muahuahua...
No, es coña, desde luego es algo que le puede pasar a cualquiera... salvo a mí, que soy un TOC grave y antes me dispararía a un pie que dejarme el móvil en casa habiendo quedado con alguien.
Aunque, bueno, el otro día tuve que esperar una hora a mi compañero de piso en la calle, con la compra del día, porque me dejé las llaves dentro de casa, así que, quien sabe...

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails