¿Es posible una democracia sin apellidos? ¿Vivimos en una?

domingo, 3 de julio de 2011
Las respuestas a la acampada de Sol por parte de las figuras más relevantes de la política fueron muchas y muy diversas; pero de entre todas ellas hay una que me dejó algo más que patidifuso. Fue la Presidenta de la Comunidad de Madrid, que dijo sin ningún tapujo que "cuando se le pone apellidos a la palabra democracia se la está devaluando", "aquí [en España] tenemos una democracia sin apellidos, como en el resto de los países occidentales". Creo que hacía referencia al nombre de la organización que organizó las manifestaciones del 15M, Democracia Real Ya (DRY), y a la petición de los manifestantes de instaurar una democracia real.
El principal punto donde creo que se equivoca la presidenta es al pensar que en esos países que dice (España en los '50, la URSS) tenían democracias con apellidos. No tenían democracias, solo las llamaban así, eso para empezar, ya que las decisiones se tomaban sin tener en cuenta más opinión que la propia de los dirigentes. Al menos aquí lo hacen cada cuatro años.
En segundo lugar, el punto de vista de los manifestantes es que la situación se repite, y que no tenemos una democracia (gobierno del pueblo), sino una plutocracia (gobierno de las clases ricas) o en el mejor de los casos una aristocracia (gobierno de una clase privilegiada, a la que la misma presidenta pertenece, por cierto).
Pero donde me parece que la presidenta se equivoca de pleno es al decir que en España vivimos en una democracia sin apellidos. Para empezar, el sistema de gobierno de nuestro estado no es una democracia.

La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.

Esta cruda descripción queda atenuada porque en el artículo 1.1 se dice que "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho". En ese caso podemos entender que España es la vez una monarquía parlamentaria y una democracia de derecho. Democracia de derecho, ojo al dato. No una democracia sin apellidos. Aunque la frase es ambigüa y se puede entender que el Estado español es una estado de derecho y democrático, ambas cosas por separado. Atención. No es lo mismo. Minipunto al que redactó la constitución.
En cualquier lugar, el sistema político que tenemos en España, dejando a un lado la escasa (pero sangrante) actuación del rey, es una democracia representativa o democracia parlamentaria, ya que las decisiones las toman unos representantes del pueblo reunidos en parlamento. Este "apellido" se usa por oposición a la democracia asamblearia o democracia directa, en la que no hay representantes y las decisiones se toman consultando directamente a todos sus miembros.
Hay que recordar que los ciudadanos españoles cuando votamos, no estamos eligiendo a nuestro presidente, sino a aquellos que van a votar para elegirlo. Si no queda muy claro, solo hay que acordarse de cómo llegó la presidenta de Madrid a ocupar su actual puesto. ¡Gracias a dios que no tenemos una democracia sin apellidos!, debió pensar en aquel momento la presidenta.

Por lo tanto, las conclusiones que sacamos de estos datos son que
  1. la democracia sin apellidos no existe, ya que siempre será o bien representativa o bien directa.
  2. España difícilmente podrá ser una democracia, ya que es una monarquía parlamentaria, es decir, una monarquía "con apellidos".
  3. si obviamos con mucho esfuerzo el pequeño papel del rey, España es una democracia "de derecho" (¿Quién sabe lo que eso significa?) o bien una democracia parlamentaria, como todo el mundo sabe.

Lo único que me queda por decir es que los manifestantes del 15M, las diversas acampadas y los indignados, al pedir democracia "real" no están pidiendo que se convierta la democracia en una satrapía soviética, como parece que teme la presidenta de Madrid, según sus declaraciones. Más bien parece que piden una transición hacia la democracia participativa, o al menos una democracia en la que los partidos políticos tengan la obligación de cumplir sus programas electorales, aquellos por los cuales se les ha votado.
De lo contrario esto es más bien una dictadura con apellidos.


Índice de democracia en los estados modernos, según The Economist.
Nótese que España está en el tercer rango de colores

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