Gin Tonic

miércoles, 7 de diciembre de 2011
El Gin Tonic. Ese preparado que progresivamente se ha ido comiendo el mercado del consumidor nocturno de combinados espirituosos de entre 25 y 45 años. El usuario de locales modernos/gafapastosos/directamente pijos debe realizar un laborioso estudio previo para escoger cuál de las miles de marcas a su disposición va a desear en ese preciso momento, amén de ser capaz de combinar de manera armoniosa las notas de cada posibilidad de trago tanto con la tónica a elegir como, en el caso de los más avezados, con los ingredientes con los que potenciar las características de cada tipo de botella.
O eso o hacer caso a quien te sirva (que normalmente es mujer y suele ser de buen ver).

Mi primera experiencia con la ginebra data de los primeros mortales ataques a mi hígado (y cerebro) con los que me perpetraba cuando aún era bastante crío. Compré con uno de los co-autores de este blog y con otro compañero de fatigas una botella con la etiqueta más infame de la que disponía el dependiente oriental de la tienda/tugurio que más cerca nos pillaba en ese momento. Ahí llevamos a cabo uno de los episodios más innobles de nuestra historia alcohólica, cuando dos de nosotros echaban a un tercero tumbado boca arriba (semi desnudo, en una bañera) el contenido de dicha botella "a las bravas", dando de esta manera pie a un posible inicio de cirrosis que aún tardaremos en atisbar.
También fue ése el inicio para mí del conocimiento de los principios conductistas; el tercer integrante de ese infastuoso equipo no pudo volver a acercarse a los labios/fosas nasales tal alcohol so pena de vómitus inmediatus.

Anteriormente, esta bebida solía ir asociada a viejos, borrachos y putas. Así, tal cual. Beber ginebra era considerado beber colonia, veneno, matarratas, desinfectante. Si querías hacer el burro comprabas ginebra. Si no quedaba otra cosa, pues te armabas de valor y te la trincabas. Si le echaban ginebra a la sangría de tuna de la facultad de medicina de la UAM, ya pensabas que eso era pasarse. De entre mis recuerdos de pre/post-adolescencia (bueno, si se me acepta que ya he pasado la "etapa post"), adolezco de alguno en el que viera a alguien alrededor de mí pidiéndola. Por otro lado, según me cuentan, yo aún soy recordado por unas personas a las que sólo vi una vez por el que se trincó lo que quedaba de una botella que llevaban 5 años intentando gastar.
Pero no estoy aquí para hablar (demasiado) de mí, volvamos al tema.

Y es que lo del Gin Tonic en nuestro país está saliéndose de madre. Por ejemplo, Alberto Pizarro, considerado el mejor coctelero nacional y ganador del campeonato del Mundo, comenta que "Lo que está pasando en España con el gin-tonic no está pasando en ninguna parte del mundo. España es el segundo país consumidor de ginebra, por detrás de los filipinos: se vende una caja de ginebra filipina cada veintidós segundos". Y es que los españoles cuando nos ponemos, nos ponemos.

Sobre su origen, habría que remontarse a 1638, momento en que habría constancia de que se pudo curar de malaria a la Condesa de Chinchón utilizando quinina. Posteriormente, así como un siglo después, se descubriría que añadiendo quinina a la soda carbonatada de naranja (mezcla atribuída a Johann Jacob Schweppe) se podía preparar una bebida que servía de medicamento para combatir tanto el paludismo como la ya mencionada malaria. Sí, nació entonces la tónica (no la ginebra, que alguno lo habrá pensado).
Dio entonces la casualidad de que el ejécito inglés las estaba pasando putas por este motivo en su expansionismo colonial por la India, así que, voilá!, algún médico avispado ató cabos y comenzó a recetar esta bebida a las tropas. Ya el añadirle ginebra, bueno, fue por una parte para mejorar el sabor, por otra para que las tropas mantuvieran sus niveles de valentía intactos en todo momento.

Recordaré ahora la receta clásica del Gin Tonic, según un par de referencias que he mirado:
- 4.5 cl de ginebra (onza y media)
- 20 cl de tónica
- Hielos
- Un par de trozos de piel de limón
- Copa de balón grande ("que nos quepa la nariz", lo cual, en mi caso, me obliga a beber en un barreño)

Un vídeo ilustrativo, con una muy buena ginebra (según me han comentado; eso sí, en el vídeo añaden enebro):


Aunque mi padre siempre me ha dicho que el Gin Tonic de verdad de los de antes era casi todo ginebra y luego un poco de tónica, y pa´dentro.

Acerca de las innumerables combinaciones que pueden realizarse entre ginebras, tónicas y añadidos extras, me remitiré al gusto de cada uno. Bien es cierto que meterle a un Gin Tonic pétalos de rosa, regaliz, hierbabuena, granos de café, canela... puede parecer raro, y puede llegar a, cómo decirlo, desvirtuar en cierta manera el sabor original de la propia bebida en sí. Pero, ¿qué importa si está bueno? En principio las mezclas que se realizan se suelen hacer teniendo en cuenta la manera en que pegan entre sí los diferentes ingredientes, así que ¿por qué no?.
Imagino que aquí me influye mi tendencia a pensar en el "hay que probar de todo", pero es que cerrarse en banda a beber posibles tragos satisfactorios por el mero hecho de traicionar una etiqueta me parece un poco pobre de miras.
Podría ampliar mi opinión a las nuevas tecnologías aplicadas al mundo culinario y a quienes se escudan en que "prefieren una tortilla de patatas de su madre que probar esa cosa extraña", pero eso sería salirse de la tónica y la ginebra.

Centrándonos en posibilidades actuales... pues infinitas. No puedo hacer una clasificación ni nada que se le acerque ni de ginebras, ni de tónicas ni de locales en los que beberlos; sería absurdo que lo intentara, estoy muy alejado de ser mínimamente un experto en la materia. Sólo sé que a mí en los sitios a los que he tenido la costumbre de ir habitualmente para consumir el Gin Tonic siempre me han tratado con mucho mimo y paciencia (lo cual, siendo yo, siempre me ha resultado sorprendente...).

Sí puedo dar un par de trazos de opinión personal:

- Sé que mi ginebra base es la Tanqueray (de precio asequible), y si puedo la Tanqueray nºTen; sé que tengo que huir de la Bombay Shapphire; sé que la BlackWood´s 60% me encantó; sé que la Citadelle me pareció demasiado dulce; sé que las London NºX, la Nº209 y la Martin Miller´s son más que respetables; sé que la famosa combinación Hendricks con pepino no fue de mi gusto; sé que puedo pedir uno de Beefeater que si no hacen nada raro no me pasará nada malo; sé que la Mombasa tengo que probarla.

- Sé que la Schweppes da el pego bastante bien; sé que, aunque suene raro, la tónica del Día también; sé que la Fever Tree es mejor y más cara que las anteriores, pero que la Nordic Mist es peor y también más cara; sé que la tónica Schweppes Limón (no el refresco) me puede hacer un buen apaño (aunque sea un sacrilegio); sé que mejor de botellita que de bote.

- Sé que si tengo que ir a una tienda a asesorarme iré a The Cocktail Room; que por calidad-precio el Patatus resulta una buena opción (sí, se llama así), y también el Covent Garden; que en la Casa del Pez también me aconsejaron bien; que iré a probar los de La Ruleta; y que, en definitiva, en Madrid hay una oferta tal que me resulta en este momento inabordable por no vivir en este momento en esta bella ciudad.
Ah, por Pamplona, sin dudas, el Che, en la calle Olite.

Y eso es todo lo que puedo aportar. Más os vale tomaros una a mi salud, mequetrefes desvergonzados (bueno, si es a mi salud, mejor dos).

Chin-chin! (mirando a los ojos, que si no, no se folla)


Democratizar el sistema: ¿por qué no...?

martes, 6 de diciembre de 2011
Este post, aunque con retraso, viene a propósito de la vergonzante reforma que hicieron los dos partidos del entramado político-económico que tan bien asentado está y que tanto nos jode: la reforma de a Constitución del pasado verano.

Hay que ser vil y artero para programa y ejecutar eso, con veranidad y alevosía, sabiendo que la mitad de España iba a estar de vacaciones y que el ruido mediático generado iba a ser mucho menos que el que hubiese surgido si dicho desparrame antidemocrático se hubiera hecho en un mes no estival.

Resulta que ahora, por sistema, el Estado sólo podrá gastar equis. En la práctica, y aunque Intereconomía, TeleMadrid...y esa caspa os diga que no, la política social se va a ver fuertemente lastrada de aquí en adelante. El problema parte de concebir la gestión del Estado como si de una empresa privada se tratase. Como si todos fuésemos accionistas vaya, porque cuando España iba bien a mi nadie me dio primas como si yo fuera un accionista. Pero ahora resulta que como va mal lo voy a tener que pagar. Es lo de siempre: socializar pérdidas y privatizar ganancias. No os preocupéis, que cuando salgamos de la crisis todos estaremos jodidos, un poco menos quizás, que ahora. Pero porque habremos sido contratados (precariamente).

Un amigo me lo explicaba el otro día: "Es que, lo bueno es que si el Estado gasta 5 e ingresa 4, se lo monte para invertir ese 1 de diferencia en formar gente, construir infraestructura, etc etc, para que en unos años ese 1 de gasto se convierta en un 30 de ingreso: formas médicos, ingnieros, industria...etc. Ése es el sentido auténtico del gasto social". Y de eso nos podemos ir olvidando, amiguitos.

Sin embargo, ese tema da para muchísimo. Lo que quiero decir hoy es, bueno, más que nada, exponer una idea y ver qué os parece. La Constitución dice que hay una serie de materias que deben ser legisladas mediante Leyes Orgánicas, son las siguientes:

- Aprobación y modificación de los Estatutos de Autonomía

- Régimen electoral general

- Desarrollo de los derechos fundamentales establecidos por la CE

Para tocar estas materias hace falta mayoría absoluta, creo recordar, en las Cortes. En la práctica, los dos partidos del Régimen pueden hacer y deshacer a su antojo a nada que pacten, entre ellos, o con esas pequeñas pero poderosas garrapatas que son CiU y PNV, que sólo saben barrer para su casa.


¿No creéis que sería bueno meter alguna forma más democrática de actuar sobre esto? Al fin y al cabo...¿hasta qué punto representan a los ciudadanos unos tipos que elegimos en listas cerradas cada cuatro años?


En la Roma republicana los cónsules o los tribunos de la plebe podían pedir leyes a la Asamblea para que ésta decidiese. Redactaban una ley y el Pueblo, los ciudadanos romanos, vaya, la votaban. ¿Por qué no copiamos la idea y hacemos una Ley General de Referendos, de manera que las materias que son reguladas mediante LO pasen a ser reguladas por referendos lanzados a la ciudadanía? La cosa no es tan difícil: se trataría se establecer un mínimo de participación para que la consulta tuviera validez legal (con los medios electrónicos esto es posible). La fórmula podría ser mediante pregunta cerrada. ¿Imagináis que ZP hubiese preguntado a la gente si se quiere jubilar a los 67? ¿Qué pensáis que hubiera pasado? Sea lo que sea lo que os pase por la cabeza, las posibles respuestas son sólo ciencia ficción, porque todos sabemos que los gobiernos/partidos de turno se las apañan para defender sus intereses, que en muchísimas ocasiones no son los de la mayoría, como ellos se creen, o como nos dicen.


Muchos dirán que con ese sistema el país sería ingobernable. Error, no hay nada ingobernable, lo único que hay es una mayor o menor comodidad a la hora de hacerlo. Tener que hacer una ley que fuese aprobada en referéndum implicaría que habría que hacer una muy buena ley para que se aprobase. La diferencia radica en lo que estamos dispuestos a pedirles y exigirles a la gente que tiene que hacer esas tareas.


Consejos para el estudiante de psicología que quiera ser clínico

lunes, 5 de diciembre de 2011
No lo escribo yo, lo cojo directamente de http://mesagalegadapsicoloxiaclinica.blogspot.com/2011/11/que-le-podemos-decir-un-estudiante-de.html y lo hago porque a los que estamos en proceso de ser clínicos nos va a tocar en los próximos años una temporada bastante dura, en la que vamos a tener que luchar lo que no está escrito (que manda cojones, tras aprobar el PIR y con la infernal oposición en el horizonte). Pero, sin lamentarlo en absoluto, es que el PIR es el jodido único camino para ello. Ya me extenderé en este asunto en otra entrada.

¿QUÉ LE PODEMOS DECIR A UN ESTUDIANTE DE PSICOLOGÍA QUE QUIERA HACER CLÍNICA?

Que estudien todos los cursos de la Universidad.

Que si tras 5 años de carrera y un prácticum no se sienten seguros habrá que pedir cuentas a la Universidad (esto es como el inglés durante la E.S.O. y el bachillerato, si después de 6 años no sabes inglés es que el sistema falla).

Si quieren hacer un máster este ha de ser CUIDADOSAMENTE elegido y que sirva para un área de conocimiento especial (escapar de los másteres generalistas ya que no hacen más que repetir lo de la carrera).

Si quieren trabajar en clínica, la única salida es hacer el PIR.

El PIR o se prepara o no se prepara, no hay término medio. Pero sin preparararlo NO se aprueba.

Ni la clínica es la única salida ni la pública es el único lugar para trabajar (como en el resto de las especialidades sanitarias).

No esperar nada de tu colegio profesional ya que sólo busca perpetuarse. Hay colegios profesionales que velan por sus colegiados, para el nuestro -COP- y para nuestra desgracia -la de los especialistas en psicología clinica- en el COP hay hay buenos y malos, hay heroes y villanos (heroes: sepcys, aepc, anpc; villanos: aen, asociaciones de psicólogos especialistas en psicologia clinica).

Si te interesa la clínica, mira y atiende a los especialistas en clinica ya que ellos si saben como está el panorama.

Mira mucho el dinero donde lo metes (lo meten tus padres, generalmente) ya que no todas las inversiones son buenas, y algunas, hasta podrán ser muy perjudiciales.

¿Cuánto inviertes en un master y cuanto inviertes en preparar el PIR? : haz cuentas y verás logros a corto y a largo plazo.

El PIR no es una cuestión de envidia o de enchufados: ha sido un logro de esfuerzo y estudio.

Al terminar tus estudios plantéate seriamente qué quieres hacer y qué camino has de seguir y síguelo hasta el final. No hagas caso a cánticos de sirenas de másteres avalados y que prometen imposibles.

Lo que es el periodismo

jueves, 1 de diciembre de 2011

A raíz de esta opinión he sido testigo, vía face, de un interesante debate entre dos ex-compañeros de facultad. Uno decía que el autor del blog tiene más razón que un santo, y se quejaba de los becarios que están dispuestos a todo por 300 euros de mierda. El otro decía que esa postura le parecía injusta, ya que él también había sido becario y cobrado esa paupérrima cuantía. Yo les apoyaba a los dos porque pienso como el primero y he sido lo que el segundo.

Pero el caso es que dicho debate y el articulo de David Jiménez han despertado mi encabronamiento general hacia la profesión periodística, en particular, y hacia el mercado laboral español en general. España es un país que, por ejemplo, gasta mucho dinero en formar ingenieros a los que luego no da una salida laboral digna, de manera que éstos tienen que emigrar a países serios a ganarse el pan, lo que acaba suponiendo una rémora increíble a la hora de ponernos a la par que los países serios de la UE en I+D. Y lo mismo pasa con médicos, biólogos, etc.

Sin embargo, es un país que, con todo respeto, ha formado un entramado laboral que hace que analfabetos funcionales pero ebanistas, carpinteros o encofradores ganen sueldos de vértigo. Es evidente que algo falla. Sobre eso habría mucho que hablar y yo sólo voy a centrarme en lo que sé de buena mano: el mundo del periodismo y de los medios.

Actualmente, el mundo del periodismo vive una crisis jodida. Por un lado, la que todos más o menos conocemos y que afecta a casi todos los sectores profesionales. Ésta es coyuntural, aunque sea dolorosa. Por otro lado, el periodismo sufre una crisis estructural bastante seria: Internet ha roto los esquemas del periodismo tradicional y ha convertido la información, el bien que explota el periodismo, en algo totalmente gratuito y accesible para todos. Esto es un elemento más para democratizar el sistema en el que nos hayamos todos, pero el quitar valor a una materia prima hace que el sector que vive de ella, el periodismo, se vaya al garete. Por eso mismo desde principios de los años 2000 el debate constante y sin resolver es el mismo: "¿Cómo reinventamos los medios?"

En primer lugar, quiero que hagáis una reflexión: hace poco un profesor de mi facultad, Rafael Díaz Arias (http://periodismoglobal.com/) dijo que en España salen de las facultades de comunicación unos 6000 titulados, mientras que el mercado laboral de este entorno sólo puede absorber a unos 500-800 profesionales al año. Las matemáticas no mienten, cada año se generan unos 5500-5200 nuevos parados en este sector.

¿Por qué ocurre esto? Fácil, la titulación de periodismo en España está muy distanciada de las necesidades reales de los medios y las empresas periodísticas. A los titulados se nos da una formación que tiene muy poco que ver con lo que nos enfrentamos en la vida real (laboral). En los casi dos años que he ejercido de periodista he visto como mis jefes eran abogados y farmacéuticos. Sólo el último sabía más que yo de la materia a la que nos dedicábamos. Y aún así era jefe por una sencilla razón: las cuatro gilipolleces necesarias para trabajar en los medios también las conocían ellos.

El problema es que para ser periodista de verdad, no de estos dinosaurios de la vieja escuela, hoy en día hace falta muy poquito: saber qué es noticia, manejar tres o cuatro herramientas de edición y ser un poco avispado. Creo, de verdad, que para ello no hacen falta cinco años de licenciatura ni cuatro de grado boloñés. Por eso pienso que el periodismo, tal y como está contemplado en los planes de estudio de las diversas facultades, debería desaparecer.

Me consta que en esos países serios de los que hablaba: Alemania, Francia, Inglaterra...el periodismo como grado o equivalente a licenciatura no existe. Es un postgrado. Esto me sorprendió cuando me lo dijeron varios compañeros del máster que estoy cursando, por ende, en una facultad que se supone pionera y puntera en la formación de este tipo de profesionales.

Y lo digo de manera clara y directa: el periodismo como tal debería desaparecer y convertirse en un postgrado más. ¿No sería una buena medida contra la producción masiva de titulados en Cª de la Comunicación el limitar el número de éstos? ¿No sería una buena medida el crear 1000 personas bien formadas que 6000 tontos útiles? Creo que la mejor solución a esto es eliminar periodismo y hacer que tengan esta titulación gente que ya esté formada en materias como Sociología, Historia, Filología, Biología, Medicina, Derecho... de manera que consiguiésemos varias cosas:

1- Titulados que no se tienen que pelar la rodilla a base de mamar por 300 euros como mucho, ya que tienen otra salida profesional alternativa

2- Vocación; gente a la que le guste el periodismo y que esté formada en las cuatro gilipolleces necesarias para ejercerlo

3- Titulados con un bagaje cultural y formacional más serio que el que se da en las facultades de periodismo.

4- Titulados-especializados: la mayor parte de las empresas periodísticas de hoy en día lo son en sectores como la medicina, tecnología...¿por qué no poner a escribir en ello a ingenieros, médicos...?

5- Limitar el número de gente dispuesta a trabajar y mejorar las condiciones de los que queden para ello.

Además de esto, podrían tomarse muchas medidas más. En primer lugar, sería interesante crear un colegio oficial, hoy en día sólo los hay en el plano autonómico. Sería interesante eliminar de la ley la figura del becario, metiendo nuevas formas de contratación, más justas y dignas para todos. Estaría bien perseguir a las empresas que favorecen la creación del autónomo encubierto...pero sobre éstas y más cuestiones, hablaré otro día.
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