Las 10 mejores BSO de peliculas

domingo, 28 de marzo de 2010
Lo que interesa de una película suele ser variado y depende del espectador. Puede variar de los melones de la novia del protagonista al número de tiros por minuto.
Hoy nos centraremos en la música. Para ser más específicos, en las melodías (no cantadas) que se han hecho específicamente para la película, para diferenciar entre estas y las canciones utilizadas en películas, pero que ya existían (Born to be Wild con Easy Rider, etc.).
Tras un largo debate en el que salieron muchísmas opciones, los expertos en música que escriben en este blog y algunos colaboradores espontáneos decidieron que este sería el decálogo de las OST:

10- Terminator II



Para empezar, una banda sonora bastante bien colocada. Además de tener en su repertorio música bastante cañera y macarra (estoy pensando en Bad to the bone de George Thorogood & The Destroyers), esta película empieza con la ya mitiquísima melodía que caracteriza a esta película. El sonido, metálico como era de esperar, evoca la destrucción de un futuro arrasado por la guerra contra las máquinas. Esta banda sonora solo puede acabar con la imagen de un terminator caminando por las devastadas ciudades americanas y pisando una calavera, escena inicial del film, y que, si no se ha visto, hay que ver inmediatamente.

9- Pulp Fiction



Algo me dice a mí que no será la última de Tarantino ;-)
Lo curioso de esta canción es que no aparece en la película, solo al principio. La gente que no ha visto (aún, porque si no la han visto, no son gente) la película, suele pensar que es la canción con la que Uma Thurman y Travolta. Error, esa es You never can tell, de Chuck Berry. La canción que cuando uno se pone borracho y oye siempre intenta bailar como Travolta. Error, también: nadie baila como Travolta. Travolta cuando baila es dios.

8- The godfather



Sin comentarios.

7- The lord of the rings




Una película que en gran parte basa su éxito en la excelentísima banda sonora. Este video es solo una ínfima parte de lo que tiene esta bso, incluyendo una serie de pistas con unos coros épicos... solo decir que cada vez que la oigo me entran ganas de jugar al Warhammer.

6- Requiem for a dream




En realidad la canción nada tiene que ver con la película, o al menos eso a mí me pareció. La peli no me gustó nada, pero en venganza me bajé la banda sonora, que ahora cuelgo aquí para vuestro deleite.
Como curiosidad, esta canción ha sido usada para promocionar otras obras, entre ellas la arriba citada, El señor de los anillos.

5- Amélie



Ya nos acercamos al final y empiezan a aparecer los pesos pesados. He aquí la banda sonora de una película verdaderamente entrañable, compuesta por el compositor, pianista, acordeonista, ególatra, gafapasta y francés Yann Tiersen.
Altamente recomendable escuchar todas las canciones de este disco, que además de ser muy bueno, es muy variado.

4- Inglorious Basterds


No podía faltar aquí una canción de la película que inspira no solo el título de este blog sino también nuestras más profundas esperanzas vitales. Compuesta por el mago de las bandas sonoras Enio Morricone (El bueno, el feo y el malo, El padrino), el único que repite en esta lista, quien le da un curioso título: Rabbia e Tarantella. Las tarantelas son unos bailes típicos del sur de italia, de donde proviene nuestro demiurgo musical, que van subiendo de velocidad.
Cada vez que escucho esta canción se me encoge el escroto. Pensar además en llevar un M1 Garand colgando del hombre mientras entro en Capital escuchando esta canción es lo que me mantiene cuerdo (o loco, quién sabe).
La BSO incluye otras canciones de Enio, e incluso un temazo de David Bowie. Quizás la mejor BSO de Tarantino.

3- Star Wars




Música variada para una película que aspira a tenerlo todo. Amor, lucha, honor, amistad, robots que hablan, chicas en bikini, naves espaciales y hasta un oso que se comunica con el chulo playa de turno mediante gruñidos.
¿A quién no se le ponen de punta los pelos del cogote cuando escucha esta canción?

2- Blade Runner



Banda sonora del griego Ευάγγελος Οδυσσέας Παπαθανασίου, aka Vangelis (Carros de fuego, entre otras). Por cierto, también es la música de cierre de Informe semanal.

1- Zorba the Greek



¿Inesperado final? Puede ser. ¿Y además, otro griego? Bueno, todos sabemos que para oír buena música hay que viajar al sur. ¿O esperabais que metiese aquí la de Forest Gump? Seamos serios.
Sin duda, esta canción (el famoso "sirtaki" de Theodorakis), pasará a la historia no solo de las bandas sonoras, sino de toda la música. Os dejo con el baile de Anthony Quinn al final de la película.
Si no está vuestra banda sonora favorita, no me lo tengáis en cuenta. Dejad un comentario y se considerará para próximas investigaciones.
Cuac!

Adición especial: Conan the barbarian
A petición especial de los lectores, un clásico que no podía faltar, y faltaba.




¡Perdón por la negligencia y gracias por los comentarios!

Handmade geekery - artesanía friki

jueves, 25 de marzo de 2010
¡Ya me ha llegado! Pensaba que iba a llegar después de semana santa y no iba a poder ir a las procesiones vestido como Dios manda. Pero el correo americano, desde que Obama está en el poder, entrega las cartas más rápido que el cartero de Neruda e incluso el de Kevin Costner.
Pero está aquí.
Sí, son mis esperadas orejas de Super Mario. He aquí la explicación de todo:

¡Miau! Quiero decir... esto... ¡lo que diga un mapache!


Desde hace algún tiempo el frikismo por internet es una de mis vías de escape ante la perspectiva de estar ejerciendo un trabajo por debajo de mi cualificación y peor pagado. El día que me dio por comparar mi sueldo (por hora) con el de un fontanero acabé ahogando mi terrible derrota en esta página.
Destacan la miríada de chapas y las pegatinas de vinilo para el Mac. Sí, reconozcámoslo, es bastante gafapastosa la página, pero sed honestos... ¿quién no ha querido alguna vez tener un cojín del Triforce en el salón de su casa?

¡Joder! ¡El Triforce está en mi cama!

Si visitáis la página no seáis mentecatos y compréis a cascoporro. Recordad que el dólar está barato pero no gratis.
Ahora os dejo con un regalito. Que disfrutéis.


La setaaaaaaaa...

Demonios pederastas

miércoles, 24 de marzo de 2010
Este hombre que ven aquí arriba se llama Gabriel Amorth. Si el nombre acojona ya de por sí, uno ve la foto y ya directamente se caga de miedo. Hay un grupo de death metal que se llama "Amon Amarth", a mí me recuerda a ellos, así que me imagino a este sujeto haciendo gala de su voz gutural para enardecer a las masas que le siguieran. Pero no sigo por aquí, que se me va la olla.

Ah, claro, ¿que quién es este tipo?, cuestión fundamental de esta entrada. Pues ni más ni menos que el exorcista oficial del Vaticano, ahí es nada. Varias dudas acuden rápido a mi cabeza: ¿hay que opositar para esa plaza?, ¿cobras por exorcismo o por horas trabajadas?, ¿para las pruebas de selección van recogiendo endemoniados o un pavo invoca a Satanás en el momento para ver qué tal se desenvuelve cada aspirante?. No deja de ser curioso que en pleno siglo XXI siga vigente la figura de el exorcista (donde pone "curioso", quizá también valga "vergonzoso").

Al grano. Últimamente, aunque de hecho es algo que recuerdo que se ha dado desde que tengo uso de razón, han salido a la palestra varios casos de curas pederastas. ¿Y cuál es la postura de este hombre con respecto a ese pequeño problema?, ¿condena a sus compañeros sin paliativo alguno?, ¿les intenta defender amparándose en una supuesta enfermedad mental?, ¿niega cualquier hecho que haya podido ocurrir alegando que los niños tienen una brillante imaginación?

Nada de eso, algo mucho mejor. ES CULPA DEL DEMONIO, QUE HA INFILTRADO SERES CORRUPTOS EN LA SANTA SEDE COMO PRIMER PASO EN LA GUERRA QUE RECIENTEMENTE HA DESATADO CONTRA LA IGLESIA.
Acojonante. Aquí tenéis el enlace original:
http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2010/03/24/exorcista-oficial-vaticano-diablo-santa-sede-exorcista-iglesia-vaticano-religion.shtml

No voy a añadir nada más.

Una niña adorable

Yo siempre he pensado que lo de tener descendencia es algo que me queda muy lejos, y, hasta donde yo sé, los otros dos malnacidos que escriben por aquí en el "mejor" de los casos pensarán lo que yo, y en el "peor", que traer un niño al mundo es la broma de peor gusto que alguien puede gastar a alguien.

Pero he visto a una niña en los (impresentables) informativos de la sexta que me ha hecho cambiar de opinión. La última que sale en este vídeo:



Terríblemente encantadora. Si sus padres fueran exterminados hoy mismo, pensaría seriamente en la idea de adoptarla para que desarrollase adecuadamente todo su potencial.
¿Es o no un amor?

¡Qué grandes estos bastardos!

sábado, 20 de marzo de 2010
Otro día hablaremos acerca del origen del nombre de nuestro blog y sobre nuestros encuentros con lo bastardo, bastante anteriores ambos a la película del vídeo que cuelgo ahora, en la que la asistente de cámara de Quentin Tarantino demuestra ser una cachonda:




Me parto!

Y qué coño. Nunca he visto los Oscars, me la suelen pelar bastante, e incluso pueden llegar a servir para evitar películas. Pero este año han bordado tanto el premio al mejor actor (viva El Nota!), como el de mejor actor secundario. Ea, ignorar a la que le presenta (la calidad del vídeo deja un poco que desear):


Historia del mítico Moshin Nagant

viernes, 19 de marzo de 2010

El otro día, y fruto de la alienación imperante contra la que luchamos, pero contra la que no podemos hacer más de lo que ya hacemos, a uno de nosotros se le ocurrió la gran idea de buscar armas airsoft... ya sabéis, para esas veces en las que te apetece liarte a tiros con tus propios amigos o con cualquier tarambana que se preste a ello. Y como yo soy un romántico, pensé en las elegantes y letales armas de la IIGM, y en la elegante y letal Moshin Nagant, fúsil soviético con el que nuestros colegas rusos y derivados contaban cuando los nazis se les echaron encima en la operación barbarroja, armados con sus automáticas MP-40.

Si yo pudiera elegir, movido por el gusto por lo clásico, elegiría un buen fusil de cerrojo para matar a mis enemigos dadas esas condiciones de invasión. Otra cosa es que luego cambiara de parecer, porque eso de no poder disparar ráfagas y tener que amartillar constantemente un arma que para 1941 llevaba 50 años de servicio, pues, es una putada. Ahí va la historia, mangada, de otro blog, del Moshin Nagant:

Nacionalidad: Unión Soviética Fecha: 1891-1945 Dimensiones: 1,3 m. longitud total (0,8 m. longitud del cañón) Peso: 4 kg. Calibre: 7,62 mm.

Por iniciativa de Alejandro III, aunque con gran retraso en relación con las potencias occidentales, Rusia se dotó en 1891 de su primer fusil de repetición de pequeño calibre: 7,62 mm. Conocido como Moisin Nagant, aprovecha el sistema de obturación ideado por Sergei Moisin y el paquete de cargamento de Leon Nagant. Comenzó a combatir contra los japoneses en 1904 y se lo encontraron frente a frente los americanos en Vietnam. Durante la guerra ruso-turca (1877-1878) tuvo lugar un famoso episodio que iluminó las mentes de los altos oficiales del zar sobre la eficacia de los fusiles de repetición; nos referimos a la batalla de Plevna. En 1871, la armada rusa adoptó un fusil americano, el Berdan M.1867, arma con obturador de manivela y cartucho metálico, aunque monodisparo, la cual iba unida al machaconamente presente Krnka M.1869, el cual no era sino la transformación a retrocarga con sistema "de tabaquera" del viejo Modelo 1856 de avancarga. Con estas armas fue con las que los rusos se lanzaron contra las trincheras turcas para defender Plevna, y fue con estas armas en la mano con las que cayeron al suelo golpeados por las mortíferas descargas de los Winchester M.1866 de repetición que poseían los turcos, cada uno de los cuales llevaba en las cartucheras 100 cartuchos y tenía junto a sí una caja con 500. Los soldados de Osman Pascià ni siquiera apuntaban; descargaban lo más rápidamente que podían sus Winchester contra la masa de rusos que avanzaba, obligándoles al final a retirarse dejando el terreno literalmente tapizado de cadáveres.

Al final, Plevna fue conquistada y el arma de repetición, después de los éxitos obtenidos durante la Guerra Civil americana (escasamente considerados por las potencias occidentales) fue una magnífica ocasión para demostrar una vez por todas su enorme superioridad, incluso en una guerra de trincheras, especialmente en manos de la infantería de primera línea, es decir, la "carne de cañón" que los generales no consideraban digna de utilizar un arma de más disparos, reservándola a la caballería y a los cuerpos de élite, es decir, a los soldados habituados a no "desperdiciar" cartuchos. Ésta era la mentalidad reinante en el Estado Mayor ruso al menos hasta 1889, año en el que, por intervención directa del zar Alejandro III se constituyó la "Comisión para el estudio de un fusil de pequeño calibre"; obsérvese que se hablaba de "pequeño calibre", puesto que ya se conocían las enormes ventajas de las nuevas pólvoras no humeantes de nitrocelulosa, aunque aún no se hablaba de "repetición", mientras que prácticamente todas las mayores potencias occidentales ya habían adoptado fusiles de este tipo: el Lebel francés (1886), el Mannlicher austríaco (1886), el Mauser Kommission alemán (1888) o el Lee-Metford británico (1889). Por tanto, el viejo Berdan, monodisparo, con su gran cartucho de pólvora negra calibre 42 (10,67 mm) de percusión central, estaba destinado a jubilarse muy rápidamente. Y una vez más, a pesar de que en aquella época tuvieran tres arsenales (Tula, Sestroreck y ljivski), los rusos recurrieron al extranjero para buscar una solución a sus problemas, cosa que hicieron interpelando a la gran fábrica belga de los hermanos Nagant, dirigida por Léon.

En este momento de la historia interviene un capitán de artillería que trabajaba en el arsenal de Tula: Sergei Ivanovich Moisin (o Mosin, según sea la transcripción del ruso), quien ya en 1882 estaba estudiando un fusil de repetición de pequeño calibre, encontrándose siempre con la falta de precisión que reinaba en los arsenales rusos, en donde el personal no estaba ciertamente habituado a respetar las más mínimas tolerancias de trabajo necesarias para realizar un arma moderna con sistema de repetición: complicado obturador de dos piezas, alimentación con municiones de pequeño calibre y perfecta intercambiabilidad de las distintas partes mecánicas. El fusil de Moisin (junto al de Nagant) fue sometido durante los primeros meses de 1891 a diversas pruebas, confiando sesenta ejemplares a varias unidades especializadas. Entre los altos oficiales rusos había muchos que se oponían a la adopción de un arma extranjera (como ChebiIshev, de la Academia de artillería), por lo que las experiencias en el campo de tiro servían sobre todo para afinar el arma rusa corrigiendo los defectos de precisión y las dificultades de rearme, defectos típicos de los primeros Moisin.

Al final, aunque el Nagant seguía demostrando una cierta superioridad, con la excusa de que el Moisin era más económico se llegó a un compromiso: se realizaría un arma que tuviera el obturador ideado por Sergei Moisin y la alimentación de Léon Nagant, pagando a este último doscientos mil rublos por derechos de patente. El arma, para no hacer de menos a nadie (y al parecer por orden expresa del mismísimo emperador) se denominó sencillamente "Fusil de tres líneas modelo 1891", es decir, de calibre 7,62 mm, ya que la línea rusa equivalía a 2,54 mm. Igualmente, por orden del zar, que quería romper con el reciente pasado, no sólo por lo que se refería a los nombres extranjeros de las armas de ordenanza rusas (revólver Smith & Wesson Russian, fusil Berdan), sino también por lo que se refería a la dependencia de las fábricas extranjeras, se asignó la notable cantidad de ciento cincuenta millones de rublos para producir en Rusia el nuevo fusil. En la práctica, sin embargo, volvieron a presentarse los problemas contra los que tanto combatió Moisin en el arsenal de Tula: maquinarias viejas y escasa profesionalidad de los maestros, quienes se demostraron incompetentes para fabricar el nuevo fusil ruso cuyas piezas tenían que ser todas ellas intercambiables con las de otra arma, lo que requería más de mil operaciones en las máquinas que se utilizaban.

La maquinaria necesaria se encargó al extranjero, y para poder tener un mínimo de uniformidad en la producción, todos los instrumentos de medida se realizaron expresamente en Sestroreck, siendo distribuidos a los otros dos arsenales imperiales. Enseguida sirvieron dos millones de fusiles (en las variantes de infantería, dragones y cosacos) para equipar por completo al ejército del zar en caso de movilización; sin embargo, como hemos visto, las fábricas rusas no pudieron hacerse operativas de forma inmediata por lo que, aunque de mala gana, se encargaron a Francia 503.539 fusiles, todos ellos fabricados en Chátellerault y entregados entre 1891 y 1895. Por su parte, los arsenales zaristas no consiguieron realizar entre 1891 y 1893 más de ciento veinte mil fusiles, aunque a partir de 1893 la producción aceleró y, en 1897, alcanzó el millón y medio de fusiles, un millón de los cuales se realizó en Tula. El nuevo zar Nicolás II tenía dos millones de fusiles de repetición que permitían una cadencia de tiro real de unos 12 disparos por minuto, lo que no sólo garantizaba la seguridad del imperio sino que hizo nacer en su imaginación nuevas miras expansionistas.

El bautismo de fuego lo tuvieron los Moisin Nagant en la guerra ruso-japonesa (1904-1905), aunque no sirvieron para nada en el encuentro decisivo en el que la flota japonesa destruyó a la rusa en la isla de Tsushima, lo que significó para Japón el reconocimiento como potencia mundial. Esta guerra demostró, sin embargo, la necesidad para algunas unidades especiales (como por ejemplo los metralleros) de tener un arma más corta en relación con el fusil de los dragones; debido a ello se volvió a los estudios del capitán Yurloff en relación con una carabina cuyo proyecto se abandonó en 1895. La dirección general de artillería se decidió finalmente por un arma de cañón corto (508 cm), aunque no más ligera que el fusil de infantería; se trataba de un arma bastante rara ya que se fabricaron muy pocos ejemplares, sobre todo transformando los viejos modelos de cosaco. Mientras tanto, desde 1908, con la introducción de un nuevo cartucho de bala ligera y puntiaguda, se hizo necesaria la sustitución del alza de todos los Moisin Nagant que existían (unos cuatro millones), para lo que se prepararon pequeñas modificaciones, lo que ralentizaba la producción normal en los arsenales.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, los arsenales rusos se revelaron nuevamente incapaces de satisfacer las enormes demandas, es decir, entregar una media de noventa mil unidades cada mes, el equivalente a las que se destruían o perdían en los combates. Una vez más, en 1915, Rusia tuvo que dirigirse a proveedores extranjeros, esta vez pidiendo ayuda a sus aliados y al neutral (en aquél momento) Estados Unidos. Dos fueron las fábricas americanas que realizaron los Moisin Nagant para el zar: Remington, que entregó unos ochocientos cincuenta mil ejemplares, y Westinghouse, que produjo cerca de setecientos setenta mil fusiles. Un posterior envío de doscientos ochenta mil fusiles se quedó bloqueado en los Estados Unidos por el embargo que los aliados decidieron imponer a Rusia al estallar la revolución de Octubre de 1917, la que llevará al poder a los bolcheviques. Dichas armas fueron compradas directamente por el gobierno americano para adiestrar a los reclutas, aunque terminaron en manos de los socios de la National Rifle Association (NRA) por la módica cantidad de tres dólares la unidad. Después de dos guerras y una revolución, el fusil Moisin Nagant 1891, que con su anacrónica bayoneta de calza (como la de muchas armas de avancarga) llegó a tener una longitud de un metro y setenta y cinco centímetros, se reveló demasiado largo para las necesidades de una guerra que se hacía cada vez más ágil y "motorizada".

El Ejército Rojo decidió, entonces, fabricar un único modelo de fusil apto para todos los cuerpos, el M.1891/1930, que medía 123 centímetros, aunque conservaba la larga bayoneta (507 mm) de calza y hoja cruciforme, aunque esta vez dotada de un cómodo pulsador para bloquearla. Para simplificar su elaboración, la culata dejó de ser octogonal haciéndose redondeada; el alza se hizo más robusta y poseía un sistema de regulación por metros en vez de por pasos, ya que la Unión Soviética adoptó el sistema métrico decimal. Producido también en versión de tirador de élite (eligiendo entre los que disparaban mejor y dotándoles de un punzón especial), el 91/30 se distingue por tener la manilla de armamento plegada hacia abajo de forma que no puede chocar el cuerpo del anteojo, que puede ser de tres tipos, de épocas distintas, aunque todos ellos utilizados contemporáneamente durante la Segunda Guerra Mundial: el P.E.31 de cuatro aumentos montado en la culata; el P.E.31/37, con las mismas características, aunque mucho más compacto (y sin embargo, incómodo, ya que estaba demasiado lejos del ojo del tirador) y con montaje de abrazadera lateral; y, finalmente, el P.U.42, de 3,5 aumentos, siempre de abrazadera única lateral con regulación del alza hasta 1.300 metros.

Habrá que esperar hasta la conclusión de la guerra para encontrar una bayoneta razonable en el Moisin Nagant, la que ideó Semine, que se pliega sobre la derecha del cañón haciendo el arma verdaderamente compacta. Esta bayoneta transformó el fusil 1891/1930 en la Carabina M.1944, arma que verá los últimos meses de la guerra y que entrará en Berlín con la Armada Roja, aunque se hizo famosa sobre todo en la jungla de Vietnam, cuando el gran público la vio en muchas fotos de propaganda comunista en contraposición con el futurista (para aquel tiempo) M 16 americano. Así, aunque es verdad que no estaba a la altura de poder competir con los fusiles de asalto de la posguerra, el Moisin Nagant se demostró útil incluso para se aprovechado políticamente en aquella guerra de imagen en la que cada contendiente hacía de todo para llevar la máscara del "bueno": un personaje que en la comedia de la guerra nunca ha existido, ni delante ni detrás de los bastidores.

Vencer el miedo

El otro día, iba por la calle pensando en mis cosas, cuando me sorprendí a mí mismo intentado definir o, concretar, más o menos, en qué consiste el valor, esto es, la virtud de ser valiente. Y más o menos me había fijado una idea que era bastante funcional. Supongo que necesitaba dorarme a mí mismo la píldora porque pensé que ser valiente era justo lo contrario de ser cobarde. Mala definión pues no debería haberla basado en un contraste con un opuesto.

El caso es que pensé que ser valiente consistía en actuar venciendo al miedo, aún sabiendo que las consecuencias de las decisiones que tomamos nos serán duras y dolorosas. En general, todos y cada uno de nosotros tenemos siempre, siempre, siempre, miedo. En mayor o menor medida por supuesto: puede ser un miedo inherente a toda decisión que no podemos controlar, o un miedo invencible que hace que optemos por el camino fácil: huir de lo que nos asusta. Y pensé que ser valiente consistía en vencer este miedo insuperable, en la medida de lo posible (es INsuperable) y tomar decisiones sabiendo que estas, aunque duelen, son las adecuadas.

En el último mes yo he tomado decisiones dolorosas y adecuadas. Pero correctas y convenientes. Eso me ha llevado a un estado de "guayismo" que me ha reportado no poco bienestar y reconfort, y que me ha servido para evitar el dolor derivado de esas decisiones a través de algo puramente lógico: conocer y saber que aunque me doliese, actué bien. Así que llevo como un mes pensando en que, al menos desde ese tiempo, me he convertido en un ser valiente.

Nada más alejado de la realidad pues ese sentimiento de agrado por saber que el deber ha sido realizado se fue al garete cuando, hace dos días, hablando con cierta persona cuya identidad omitiré, y no queriendo dar más datos, comprendí que, el miedo, vuelve siempre, y está en cada una de las decisiones que hemos de tomar, y es fuerte e hijoputa en las difíciles... Y vencerlo no es un hábito, es un acto aislado. Y así me veo ahora, atribulado por tener que pensar en una decisión complicada, sabiendo más o menos qué es lo que tengo que hacer, de nuevo, pero sin saber cómo hacerlo exactamente ya que... realmente, no me atrevo.

Soy biciclista

jueves, 18 de marzo de 2010

El otro día iba a cruzar un paso de cebra en Atocha cuando me asaltó una mujer.
-Perdona, ¿te puedo hacer una pregunta?
Por supuesto, siempre que voy en bici en Madrid la gente me mira raro. Porque en Madrid un coche es algo de lo más imprescindible para el Ramón de a pie, o, mejor dicho, de a tubo de escape. Más imprescindible que por ejemplo el aire o una calle segura para que los niños jueguen a la pelota.
Demagogia a parte, siempre me gusta hablar con los que, sorprendidos al ver un payaso en su propia calle, me preguntan.
-Es que la gente me adelanta ¿Influye mucho el que una bicicleta sea buena?
-Señora, ¿tiene usted una bicicleta o una moto?
-Una bicicleta.
Mi confusión era como la de Cousteau en medio de Albacete.
-¿Le adelantan? Eso es porque están en mejor forma física.
-Pero, ¿no tiene nada que ver el que las cosas esas -señala los platos- sean más grandes? Los míos son muy pequeñitos.
-Los pequeños son mejores para subir cuestas, los grandes -la señora seguía mirando los míos, sorprendida ahora de que mi bicicleta no tenía cadena, puesto que estaba rota y la venía empujando desde Legazpi- son mejores para ir rápido en llano.
-Entonces, ¿no tiene nada que ver el que la bici sea mala?
El semáforo por fin se puso primaveresco.
-No, señora. Simplemente están más fuertes.
Y ahí se quedó ese boceto fracasado de dios para la mujer ciclista, en el paso de cebra de Santa María de la Cabeza, meditando las tres leyes de Newton, sin llega a entender del todo que el esfuerzo que se hace al dar pedaladas no es para adelgazar, como en la estática, sino para mover la bicicleta o al mundo debajo de ella; y que no hay unos enanitos en las venas del caballo de acero moviendo todo el trasto, ni magia potagia, ni nada.



Chess Boxing

miércoles, 17 de marzo de 2010
¿Cansado de que tu hermano te meta paliza tras paliza jugando al ajedrez?, ¿no te has sacado la espina de aquel compañero que en el colegio te venció en la final del campeonato interclases?, o, directamente, ¿te gusta dar ostiacas a la gente pero no quieres renunciar a tu lado más "intelectual"?
Yeah, tu sueño hecho realidad: Chess Boxing, el deporte del futuro... no, probablemente eso no.

Expongamos las reglas.
11 rounds, se van alternando ambos deportes. Se empieza con 4 minutos de ajedrez y le siguen 3 minutos de boxeo, y así sucesivamente hasta lograr vencer en alguna de las dos modalidades. Esto es, si llegas a dar jaque mate a tu rival, has ganado, y si de una buena leche le tumbas, lo mismo. Cada contendiente cuenta con 12 minutos en la partida de ajedrez (modalidad Blitz), si los gastan, los jueces deciden.
1 minuto de descanso entre round y round, lo justo para concentrarse o tomar aliento, según lo que haga más falta.

Pero mejor pongo los highlights de la final del campeonato del mundo de 2008 de esta curiosa mezcla de actividades para que os podáis hacer una mejor idea de en qué consiste:





Parece que cada vez tiene más adeptos... y ojo, que no es para bestias pardas que no tienen ni idea de ajedrez, en el último campeonato los finalistas rondaban una puntuación Elo de 2000 (sólo 20.000 personas en el mundo superan el 2200).
Yo lo probaría (según con quién...).

Recetario: Spaghetti alla Carbonara

lunes, 15 de marzo de 2010
Los 3 miembros de este blog somos seres más o menos autosuficientes culinariamente hablando. Cierto que no a los 3 nos gusta por igual el mundo de la cocina, pero cada uno sabe hacer unos cuantos platos y alguna vez hemos hablado de ello. Así que, al menos yo, iré colgando recetas más o menos sofisticadas en este blog por si a alguien le sirve de algo en alguna ocasión. Empiezo por una receta sencillita, la del título.

Es que, francamente, estoy hasta las narices de las salsas carbonara de pega, con una mención especial para las de sobre o tarro, ¡qué cojones es eso! Y, bueno, cómo olvidarme, aquel estudiante que haya pedido este plato en la facultad de psicología de la UAM sabrá que aquello se parece más a una sopa de nata que a la salsa carbonara.
La carbonara que traigo yo aquí no sé si será la más auténtica, pero a mí es la que mejor resultado me ha dado. Está sacada de un libro de cocina que no sé si será de fiar o no, pero que tengo desde hace unos 10 años, aunque con el tiempo he ido modificando algún detalle; en otra ocasión colgaré alguna receta de cosecha propia.

De lo que he leído sobre su origen, me quedo con esta historia, que he encontrado en el blog de gastronomiaycia. Cuenta que su origen se encuentra en Carbonara (obviamente), al norte de Italia, una zona montañosa de minas de carbón plagada de trabajadores de este sector. Cuando los mineros llegaban a casa para comer, se preparaban un plato de pasta con lo que tenían a mano, que solía ser manteca de cerdo, carrillera curada y huevos.
Lo que hacían era deshacer la carrillera en la manteca a fuego lento, mientras cocían la pasta que después añadirían a la carne. Cuando esta elaboración estaba lista, se la servían, y para aportar al plato algo más de sustancia, añadían un huevo batido, y removían la pasta rápidamente para que el huevo no cuajara y así obtener mayor cremosidad.
El plato de pasta se comía en el momento, así que se supone que se sentaban sin cuidar mucho su higiene y con el movimiento de la ingesta en sí se iba desprendiendo el carbón que llevaran encima, siendo este el origen que la da nombre de Carbonara.
No muy creible, supongo. Pero bonito.

Es muy fácil de hacer.

Ingredientes para 250 g de pasta seca:
-Una cucharada de de mantequilla
-Un chorrete de de aceite de oliva extra virgen
-150 g de panceta en rodajas pequeñitas (o un poco más si se quiere un plato más contundente)
-60 ml (unas 4 cucharadas soperas) de vino blanco (recomendación: si bien no te vas a dejar una pasta en un vino para cocinar, mejor comprar algo mínimamente decente y no tirar del típico brik de Cumbre de Gredos)
-3 yemas de huevo (otra posibilidad es echar también las claras, eso también es elección libre)
-2 cucharadas soperas de queso parmesano rallado (aunque a mí me gusta echarle un poquito más)
-2 cuharadas soperas de queso pecorino rallado (en caso de no tener a mano el pecorino, 2 más de parmesano)
-1 cucharada sopera de perejil bien picado
-Sal y pimienta negra al gusto


Preparación:
-Poner a hervir el agua, más o menos utilizar sobre un litro por cada 100 g de pasta.
-Mientras tanto, en una sarten pequeña poner la mantequilla y el aceite de oliva a fuego más bien fuerte. Cuando la mantequilla se haya derretido, agregar la panceta y cocinar hasta que esté dorada, no tostada (que entonces la hemos jodido). Echar el vino y seguir cocinando hasta que se haya reducido a la mitad. Retirar del fuego y reservar.
-Cuando el agua esté hirviendo, agregar 1 cucharada de sal y sumergir toda la pasta. Ni aceite ni leches, es innecesario.
-En una fuente de suficiente tamaño como para que luego al remover no tires la mitad de la comida al suelo, batir ligeramente las yemas de los huevos con el queso rallado, el perejil, un poco de sal y un poco de pimienta. Y cariño, mucho cariño.
-Cuando esté cocida la pasta (el punto depende de cada uno, yo sí que la prefiero más "al dente"), volver a poner la sarten con la carnaza a fuego fuerte. Mientras, se cuela la pasta y se añade a la fuente con la mezcla de las yemas y el queso. Mezclar hasta que la pasta esté bien impregnada con susodicha mezcla y agregar la panceta desde la sartén.
-Servir de inmediato.

Et voilà. Una receta sencilla y rápida.



Humor gráfico-febril

Estoy enfermo.
Tengo fiebre, estoy helado. Malestar general, dolores concretos. Estómago, garganta, piernas, cuello; todo. Debilidad muscular, debilidad mental. Cierto grado de astenia, cierto grado de apatía. Ligeramente malhumorado, ligeramente preocupado. Muchas tareas pendientes, muchos asuntos por llegar.
Y, aun con todo, esta gilipollez me ha hecho mucha gracia:



Quizá mañana ya no me resulte ni mínimamente divertida. Señal de que estaré sano.

Bienvenidos

domingo, 14 de marzo de 2010
Bienvenidos al cubil de Mordor. Acojona, ¿eh?
Tras un par experiencias más o menos fracasadas (pero, a fin de cuentas, ¿qué experiencia no es más o menos fracasada?) hemos decidido abrir este segundo blog.
Nuestro anterior Madrid me emborracha murió de fiebres tifoideas. Tras un largo periplo por el silencio, nosotros, los tres autores, huérfanos de blog, llegamos a la conclusión de que el mundo era un lugar demasiado bonito sin nuestro preciado ciber-palimpsesto; había que solucionar tanta belleza. Así, para hacer del planeta un lugar peor, nuestras letras inician su aventura en estas líneas.
Para aquellos que llegan aquí de nuevas, se informa: en esta oscura caverna pueden encontrar de todo un poco. Desde la narración truculenta de horribles bares a opiniones descabelladas; aunque será también frecuente la mezcla de ambas: horribles opiniones truculentas o narraciones de bares descabellados.
¿Por qué los bares? El bar, el mejor amigo del hombre, era el tema del difunto hermano mayor de Bastardos sin honor, que aspiraba, sin serlo, a ser una guía del bar madrileño de cañas y grasa.
¿Por qué la opinión? Si de algo pecaba nuestra anterior criatura, la pobre, es de falta de profundidad. Quizás hayamos madurado durante el interregno entre Madrid me emborracha y Bastardos sin honor; es más posible, sin embargo, que en nuestras aventuras innombrables por los bajos fondos nuestras orejas hayan sido alimentadas por la opinión de mil y un gañanes, opiniones de las que nos sentimos en la profunda obligación de dar testimonio.
Sea como sea, allá vamos. La portada está diseñada, el primer post está posteado. Que estas líneas sirvan de introducción.
Tenga cuidado con la cabeza, que el techo es bajo.
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