Bienvenidos

domingo, 14 de marzo de 2010
Bienvenidos al cubil de Mordor. Acojona, ¿eh?
Tras un par experiencias más o menos fracasadas (pero, a fin de cuentas, ¿qué experiencia no es más o menos fracasada?) hemos decidido abrir este segundo blog.
Nuestro anterior Madrid me emborracha murió de fiebres tifoideas. Tras un largo periplo por el silencio, nosotros, los tres autores, huérfanos de blog, llegamos a la conclusión de que el mundo era un lugar demasiado bonito sin nuestro preciado ciber-palimpsesto; había que solucionar tanta belleza. Así, para hacer del planeta un lugar peor, nuestras letras inician su aventura en estas líneas.
Para aquellos que llegan aquí de nuevas, se informa: en esta oscura caverna pueden encontrar de todo un poco. Desde la narración truculenta de horribles bares a opiniones descabelladas; aunque será también frecuente la mezcla de ambas: horribles opiniones truculentas o narraciones de bares descabellados.
¿Por qué los bares? El bar, el mejor amigo del hombre, era el tema del difunto hermano mayor de Bastardos sin honor, que aspiraba, sin serlo, a ser una guía del bar madrileño de cañas y grasa.
¿Por qué la opinión? Si de algo pecaba nuestra anterior criatura, la pobre, es de falta de profundidad. Quizás hayamos madurado durante el interregno entre Madrid me emborracha y Bastardos sin honor; es más posible, sin embargo, que en nuestras aventuras innombrables por los bajos fondos nuestras orejas hayan sido alimentadas por la opinión de mil y un gañanes, opiniones de las que nos sentimos en la profunda obligación de dar testimonio.
Sea como sea, allá vamos. La portada está diseñada, el primer post está posteado. Que estas líneas sirvan de introducción.
Tenga cuidado con la cabeza, que el techo es bajo.

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