Gandía, esa gran hiperconocida

martes, 24 de agosto de 2010

Me incorporo a este blog, recién llegada de mis vacaciones y con secuelas psicológicas importantes aún coleando. Y es que como bien leí recientemente, cuando te vas de vacaciones no eres hombre, mujer, ingeniero, psicólogo, ni casi persona. Pasas a ser uno del montón, y más si tu destino es un lugar como el que paso a describir: Gandía.

En principio no era mi destino, ya que prefiero huir del mogollón y si voy de vacaciones a la playa soy de las que opta por las desconocidas, aquellas a las que sólo se accede caminando una hora y bajando por un acantilado. Y en principio eso hice, buscar playas desiertas, pero por motivos que no vienen al caso, me encontré morando en Gandía durante dos días.

Dicen de ella que es la playa de los madrileños, pero personalmente creo que es El Infierno.

Almas en pena vagabundeando en bañador y chanclas (a veces con calcetines), requemados por el Sol, y con cierto olor a fritanga adquirido en chiringuitos y restaurantes de mala muerte, cargando con tres o cuatro críos a la espalda, compitiendo fieramente por 1 x 1m de playa, con quinquis y chonis recubiertos de tatuajes y con peinados esperpénticos, que su estado natural es el de la resaca continua.

Dura batalla la que se libra en la arena


Yo he estado un día y medio y he salido espantada. Imaginaos 15 días, que es la media de estancia en Gandía. No me extraña que aumenten en estos días los divorcios, lo que no sé, pero no me extrañaría, es si también aumentan los asesinatos.

Desde que regresé, no paro de pensar en por qué se reúne este tipo de gente en Gandía. No son todos, desde luego, ni los de Gandía, son los que van unos días. Es un tipo de turista que va allí a hacer el gañán, o a pasarse 7 días totalmente borracho, o gente que lo que le gusta es precisamente el mogollón. Personalmente creo que Gandía se convierte por unos meses en una especie de ciudad sin ley. Todo está permitido, con tal de que gastes pasta.

Donde caben 2 caben 10, el aceite se puede reutilizar 10 días en lugar de 2, no hay que respetar los semáforos, ni las aceras, y mucho menos el carril bici. La gente abandona los carritos de la compra en plena calle, no respeta las colas en lugares públicos, mean en las aceras, meten a los perros en la playa y entran semidesnudos a los restaurantes. Todo esto mezclado y elevado a la enésima potencia, crea el caos, pero se mantiene probablemente porque genera ingresos, que aunque sean pocos por persona, no olvidemos que el número de personas es ingente.

Por eso mismo, esto es nuestro gran reclamo (no sólo de Gandía) más allá de la frontera , lo cual provoca cosas de este tipo:


Dos cervezas, por favor


Ich bin der König von Mallorca


Podrían denominarse "efectos colaterales" de vender este turismo, y hay que atenerse a las consecuencias. El problema es que lo vendemos pero luego no nos gusta del todo y lees cosas como esta:


El Ayuntamiento de Benidorm presenta queja contra una serie belga por llamarse 'BENIDORM BASTARDS' . El alcalde dice que no quiere dar esa imagen, que no se corresponde con la de la costa valenciana... que no le gusta el término "Bastardos" porque no refleja el espíritu que allí se vive.


Totalmente de acuerdo.

4 comentarios:

n.S. dijo...

Pues yo me sentiría honrado porque hicieran una peli con ese título sobre la ciudad de la que soy alcalde.

Dain dijo...

Y tu ciudad tampoco distaría mucho de la actual Benidorm. Si acaso, el cambio de alemanes por turistas de otra nacionalidad...

nujki dijo...

Por eso mismo, por no apreciarlo, no lo merece

Anónimo dijo...

yo soy gandiense...y de hecho no me gusta nada Gandía, pero que conste que todo lo que conociste en verano eran turistas(su mayoria MADRILEÑOS) son los que hacen TODO lo que has descrito! nosotros intenamos cuidar lo nuestro pero vienen unos cuantos IMBECILES que no saben cuidar su casa(por que el Planeta Tierra es NUESTRA CASA y hay que CUIDARLA) y por culpa de ellos GANDÍA tiene la fama que tiene.....en fin.....

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