...sé que el título del artículo promete, así los que esperéis unas líneas de ataque cruel y descarnadas, no sigáis leyendo. Voy a contarlo en orden cronológico.
Ayer por la mañana llegué al restaurante a la hora habitual, las 12 del mediodía. Pacté con K. que ella, en compensación por las putadas sufridas, entrase dos horas más tarde. Así que, tras llegar me puse a mis quehaceres habituales. AL rato de estar dedicado a ello llegó otra de las jefas, y es que en este sitio, queridos lectores, hay más capitanes que soldados (malo cuando las "cabezas pensantes" son más que las manos obrantes). Dicha tipa, de quien espero escribir en unos...15 días a los sumo, preguntó, ofuscada y con indignación que "dónde coño se había metido K." Yo soy un mindundi, pero ante todo, doy la cara por aquellos que lo merecen cuando lo merecen. Así que educadamente le expliqué lo que había pasado el día anterior, y la mujerzuela se calmó.
K. entró a la hora que pactamos. Cuando le pregunté que qué tal acabó, me dijo que lo hizo a las 3.30 de la madrugada. Vaya vaya...y que, cuando lo hizo, mi otro jefe (el Jefazo) le dijo que "se tomase lo que quisiera y saliese un rato a bailar" ... ... ... ... Pocas veces quedo en estado catatónico, pero ayer me pasó. Increíble que a una persona que lleva trabajando 16 horas seguidas le digan que se tome algo y disfruta de la fiesta...que luego ella tiene que limpiar. La chica, por hastío, cansancio físico, estarhastalapolla, dijo educadamente que se iba a su casa.
Hasta aquí lo malo. ¿Lo bueno? ¿Lo que me hace no vomitar palabras desde el rencor y la indignación? Pues que hoy, a las mismas horas de ayer, liada la que se lió, mi jefe bajó de su pedestal y se dedicó a ayudar a K. en la limpieza de platos, vasos, bandejas y otras mierdas. Un tanto a favor de su humanidad. Otro cuando yo mismo vi, con mis preciosos ojitos azules cómo el tío se dedicaba a llevar copas a otro sitio para que las limpiase otro y no K. (a quien NO le corresponde, como no me corresponde hacerlo a mí). Mi jefe se portó, además, dándonos ánimos y cuidando pequeños detalles, como cubrir el suelo mojado de agua engrasada para que no nos matasemos yendo de un sitio a otro.
Eso, y haber salido antes hoy, han evitado unas palabras escritas desde la cólera...pero tranquilos, que mi diario de mozo de cocina frustrado, seguirá adelante...sólo dadme unos días más de puteamiento y veréis.
Debo aclarar, sin embargo, que no todo el monte es orégano, y el hermano de mi jefe (más capitanes que soldados, remember) le dijo que "se dejase de ayudar a la cocina" y fuese a invitar a no sé qué desgraciados a cava. Éste también será blanco de mis iras. Sólo hay que esperar.
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