"Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas guardé silencio, porque yo no era comunista..."
-Martin Niemöller
Últimamente mi deformación profesional me ha llevado hasta el punto de no poder ver una falta de ortografía (ni siquiera la más leve tilde ausente) sin sufrir un escalofrío. Mis relaciones en Facebook se han resentido notablemente, ya que a cada mensaje suelo responder primero con una corrección ortotipográfica. Luego ya empiezo a leer lo que verdaderamente pone.
Pero el dato más inquietante de todos es que he empezado a ver una extraña relación entre la omisión de las tildes y el ya atávico fascismo español.
Como ya sabemos, la tilde es un marcador fonético predecible, es decir, que a partir del conocimiento de la pronunciación de una palabra podemos saber en el 100% de los casos cómo se va a acentuar (excepto las tildes diacríticas, como en tú y tu, que no son demasiadas y que se tienen que memorizar). Siendo deducibles, y conociendo todo el mundo las normas (es necesario para el graduado escolar), entonces, por qué la gente no las pone bien? Ese es el primer punto de nuestro recorrido.
1º- Del no poner tildes a la indiferencia. Si las tildes son predecibles y con un mínimo esfuerzo uno las pone correctamente, dejando aparte problemas más graves como dislexia u otros, es por pura indiferencia. La indiferencia no es un problema aislado, sino que se extiende como un pulpo por todas las facetas de la vida de uno. Uno no pone tildes y al día siguiente le da igual lo que le roba Repsol subiendo la gasolina cuando el petróleo baja. Al día siguiente le dan igual todos los negros muertos de hambre de África. Eso es el poema de Martin Niemöller.
2º- De la indiferencia a la ignorancia. Una vez estamos establecidos en la indiferencia, solo tenemos que dar un paso para alcanzar la ignorancia. La máxima humanista es la de "Homo sum, humani nihil a me alienum puto": soy hombre, y todo lo humano me interesa. Del interés se pasa al conocimiento, puesto que, como hombres, tratamos de profundizar en todo lo que nos interesa. Sin interés, esa profundización es imposible, lo que hace que caigamos en la ignorancia. Ignorancia del otro, ignorancia de quién es y qué es lo que quiere. Y al no saber quién es... caemos en el miedo.
3º De la ignorancia al miedo. Como los niños pequeños cuando se meten en un cuarto oscuro, el origen del miedo, de todo miedo, está en el desconocimiento. El miedo que nos interesa a nosotros ahora es el miedo al otro, claramente. El miedo al que, por no ser como nosotros y porque no nos interesa su cultura lo más mínimo, al final nos causa pánico.
4º Del miedo al odio social. Cuando este miedo a un individuo extraño (negro, moro, judío o pelirrojo) se convierte en el miedo a todos los individuos que son como él, es decir, a una clase o raza, se produce el mecanismo por el cual generalizamos y empezamos a odiar a todos los que son, o somos, como él. Y el individuo que odia, cuando encuentra otros como él, hace piña. Y siempre que hay un grupo social con un factor común, y especialmente cuando este factor es tan inflamable y tan irracional como el racismo, siempre surge alguien dispuesto a aprovecharse de la coyuntura.
5º Del miedo social al fascismo. Y este alguien es el fascista, que aprovecha ese miedo, ese odio social que es el racismo, para fortalecerse y hacerse con el poder.
Por lo tanto, amigos, no poner las tildes no es baladí. Poner las tildes forma parte de una actitud crítica y despierta frente al mundo que nos lleva a no dejarnos arrastrar por la ignorancia, no caer en el miedo, y rechazar el fascismo.
9 comentarios:
-¡Ring!¡Ring!¡Ring!
-Buenos días.
-Buenos días.
-A ver, que he visto la prueba de impresión del rótulo que os había encargado y he encontrado una errata: EXPLOTACIÓN lleva tilde en la O.
-Ah vale, usted tranquilo, tomo nota y ahora mismo lo arreglamos.
muahahaha! Sí, probablemente así fue.
El inicio muy bueno, la conclusión exagerada y las dos tildes ausentes en el texto, un gran motivo de inquietud ;-)
Cesar... Las tildes ausentes han aparecido (o desaparecido) entre el ultimo tecleo del escritor y el pulsamiento del botón publicar, donde aparecen todas las erratas de este humilde blog. En cualquier caso, nuestro corrector solamente ha encontrado una de esas tildes. Se agradecerá, e incluso remunerará económicamente, la notificación de la segunda. Saludos o besos.
Nacho, "ultimo", en tu propio comentario...
Claramente... voy a acabar siendo un fascista, ya no tengo salvación.
El la segunda línea del segundo punto (de la indiferencia a la ignorancia): ese "solo" va con tilde.
Muahahahahaha...
Marina, a partir de la Ortografía de la Real Academia de 1999, el adverbio "solo" no lleva tilde excepto en casos de abierta ambigüedad, siempre que el que escribe lo considere necesario (pág. 29, punto 4.6.4.a).
Para más información, puedes consultar todas las normas actualizadas en este enlace:
http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000015.nsf/(voanexos)/arch7E8694F9D6446133C12571640039A189/$FILE/Ortografia.pdf
Pues aplícate el cuento... Los adverbios terminados en -mente no llevan tilde...
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