Trabajar por la mañana es más indoloro que trabajar por la tarde porque el descomunal sueño de levantarse a las 7 hace que uno se plantee menos lo alienante que es la situación en la que está.
Esta mañana parece que el reloj se ha parado, aún me sobran 10 minutos para feisbuquear. Cuelgo estas mismas frases y busco en google un libro en pdf para el metro: La conquista del pan.
Pienso: "algún día mi jefe arderá". No sé si la revolución será televisada o twitteada, pero será por la tarde.
El reloj se come poco a poco los minutos y salgo de mi casa para coger el metro. Dudo mucho que a la vuelta siga tan inspirado, así que me cojo el cuaderno de notas que me han regalado por mi cumpleaños. En la portada pone "I would prefer not". La ironía me mata.
Ya en el tren, todas mis aspiraciones de escribir o leer son sistemáticamente derrotadas por las múltiples funciones que los teléfonos móviles traen incorporadas (todas para molestar). ¡Bachata a las seis, mi capitán! ¡Llamada a gritos a estribor!
Llegando a Móstoles, consigo leer algunas líneas que se me graban a fuego: "es necesario no haber visto nunca al pueblo laborioso manos a la obra: es necesario haber tenido toda la vida las narices entre papeles para dudar de ello".
En clase, mis alumnos ponen la tilde en ti. Mi trabajo consiste en hacer que cuando llegue el día del examen, en junio, ya no la pongan y sí la pongan en sí.
¡Ti no lleva tilde, hijo de puta!
El pueblo laborioso no sabe poner bien las tildes.
Vuelvo a casa y otra vez la bachata. Delante del ordenador, saco la libreta y copio lo que he escrito. Maldigo porque no tengo la metáfora fácil, sino más seca que un higo, como es habitual. Con la metáfora así no voy a llegar a ninguna parte.
La inspiración se ha ido. No habrá novela, poema o cuento. Tan solo la desgraciada historia de un escritor frustrado en un blog. Calculo cuánto hace falta para escribir un libro decente apartado de un trabajo alienante. Escribir un libro, dos o tres meses. Pagar tres alquileres, 180 comidas (al menos 30 de ellas calientes), 45 duchas, cinco bolígrafos, tres cuadernos, infinidad de copias, sellos, sobres y entrañas para mandar a los editores. Lo sumo todo y evidentemente no me llegan los cuartos. Pero eh, que puedo reducir el número de comidas y hasta el de duchas.
Quizás mañana...
Quizás mañana.
Quizás mañana queme a mi jefe y me ponga a ello.
2 comentarios:
Yo diría que escribir ya ha escrito algo no?
Pero escribes por que lo necesitas, por que te gusta, o por que quieres vivir como el pavo de Californication?
Hahaha! Más bien lo tercero!
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