Antes de ayer, escuchando la radio, me ví sorprendida por la siguiente noticia:
“La alcaldesa de Pamplona pide el divorcio después de que su marido anuncie su casa de lujo por televisión”.
Dejando a un lado lo inútil y poco convenientes que me parecen los diversos programas que enseñan mega mansiones para ponernos los dientes largos, encuentro flipante que esto se considere una noticia que debe estar incluida en los informativos de radio y televisión.
Siempre se ha hablado de la vida sentimental de actores, cantantes, toreros, etc., pero parece que el campo del artisteo se ha quedado corto y hay que buscar nuevos objetivos a los que despellejar.
He oído utilizar como argumento, que la vida privada de los políticos interesa a la opinión pública en cuanto a que, en ocasiones defienden en público valores u opiniones que luego pisotean en su vida personal. Es el caso de John Edwards, candidato demócrata de EEUU, defensor de los valores tradicionales, y que fui infiel a su esposa enferma de un cáncer incurable. Supuso todo un escándalo, y obligó al tipo a dimitir, aunque nunca llegó a admitir que éste fuera el motivo.
Y con esta excusa, poco a poco, hemos pasado a hablar de la vida privada de los políticos, sin motivo, sólo por puro cotilleo.
De ahí que se comentase si Aznar era el padre del hijo que esperaba la ministra francesa Rachida Dati. El divorcio de el ex ministro Álvarez Cascos. El divorcio de Felipe González y su posterior relación con otra mujer. El matrimonio Sarkozy-Bruni, etc., etc.
La cosa se complica si, además del cotilleo y posibles valores morales, se añaden pequeños detalles que hacen que la infidelidad/escarceos amorosos, se compliquen con algún delito.
En este caso, encontramos a la Mrs. Robinson del siglo XXI, Iris Robinson, esposa del expresidente de Irlanda, que se acostaba con un jovencito, y a cambio le financiaba sus negocios con dinero de las arcas públicas.
O al cavalieri Berlusconi, famoso por sus inocentes fiestecitas con prostitutas y menores, a los que les “presta” sus aviones oficiales, no vaya a ser que pierdan el autobús y lleguen tarde a casa.
“La alcaldesa de Pamplona pide el divorcio después de que su marido anuncie su casa de lujo por televisión”.
Dejando a un lado lo inútil y poco convenientes que me parecen los diversos programas que enseñan mega mansiones para ponernos los dientes largos, encuentro flipante que esto se considere una noticia que debe estar incluida en los informativos de radio y televisión.
Siempre se ha hablado de la vida sentimental de actores, cantantes, toreros, etc., pero parece que el campo del artisteo se ha quedado corto y hay que buscar nuevos objetivos a los que despellejar.
He oído utilizar como argumento, que la vida privada de los políticos interesa a la opinión pública en cuanto a que, en ocasiones defienden en público valores u opiniones que luego pisotean en su vida personal. Es el caso de John Edwards, candidato demócrata de EEUU, defensor de los valores tradicionales, y que fui infiel a su esposa enferma de un cáncer incurable. Supuso todo un escándalo, y obligó al tipo a dimitir, aunque nunca llegó a admitir que éste fuera el motivo.
Y con esta excusa, poco a poco, hemos pasado a hablar de la vida privada de los políticos, sin motivo, sólo por puro cotilleo.
De ahí que se comentase si Aznar era el padre del hijo que esperaba la ministra francesa Rachida Dati. El divorcio de el ex ministro Álvarez Cascos. El divorcio de Felipe González y su posterior relación con otra mujer. El matrimonio Sarkozy-Bruni, etc., etc.
La cosa se complica si, además del cotilleo y posibles valores morales, se añaden pequeños detalles que hacen que la infidelidad/escarceos amorosos, se compliquen con algún delito.
En este caso, encontramos a la Mrs. Robinson del siglo XXI, Iris Robinson, esposa del expresidente de Irlanda, que se acostaba con un jovencito, y a cambio le financiaba sus negocios con dinero de las arcas públicas.
O al cavalieri Berlusconi, famoso por sus inocentes fiestecitas con prostitutas y menores, a los que les “presta” sus aviones oficiales, no vaya a ser que pierdan el autobús y lleguen tarde a casa.
En estos casos, podría justificarse el dar la noticia, en cuanto a que el delito viene a colación del vicio de las criaturas.
Pero para demostrar que nos va la marcha, tenemos el inolvidable escándalo sexual por excelencia. La parejita Clinton-Lewinsky. Está claro que se hizo notorio por ser el presidente de la primera potencia mundial, pero ¿por qué dió tanto juego?
En principio, no hubo ningún delito como tal, aunque en EEUU parece que se sintieron ofendidos porque el "suceso" se produjo en el Despacho Oval. Cosas más obscenas se han hecho y decidido en ese despacho, seguro.
Parece que dió mucho bombo también, que la becaria más famosa de todos los tiempos, decidiera guardar su vestidito azul (con mancha) durante años, y una muestra de la virilidad de su presidente, en el congelador. Sinceramente, esto a mi modo de ver la degrada más a ella que a él, pero por retorcida y por no poner una lavadora en su momento.
Y por último, de lo que se acusó a Clinton, fue de mentir a los ciudadanos de su país, ya que al principio negó cualquier tipo de relación sexual con Lewinsky. Hace falta ser hipócrita. ¿Así que se sorprendieron porque el presidente les mintió? Pues vaya novedad. Es un político.
Todo esto, me lleva a pensar que la doble moralidad de los políticos es sólo una excusa para tapar la doble moralidad de la Sociedad. No nos interesa hacer justicia por los delitos que cometen, a la gente lo que le mueve es el morbo de quién se acuesta con quién y quién le pone los cuernos a quién. Vamos, más de lo mismo.
Si no me creeís, poned la televisión a las 17.00 de la tarde.
3 comentarios:
Nujki, solo como apunte... lo de clinton era delito porque lo había dicho nosedónde, en un jurado, en un juicio o en el parlamento, y eso lo convertía en perjurio, así que luego le hicieron decir en público que sí, que se la había mamado.
Ahhhhhh, pues eso no lo sabía yo, tomo nota, gracias n.S..
Aún así, tener que declarar si alguien te la ha chupado o no, sea donde sea, tiene tela.
A peores escrutinios he visto someter yo a algún canalla.
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