Ahora mismo estoy en Argentina, y me da por pensar que es el país más globalizado del mundo, y quizás el primero.
Tienen la lengua de los españoles, el acento de los italianos, los apellidos de los alemanes, la piel de los mapuches... los bancos de España, las comidas italianas, los coches alemanes y la mano de obra mapuche.
Poniéndonos serios, Argentina, después de las numerosas crisis políticas y económicas del siglo XX, como las dictaduras, el corralito, y muy probablemente un pelotazo inmobiliario en ciernes, ha sido terreno abonado para que las grandes multinacionales estableciesen sus feudos respectivos sobre el suelo argentino.
Hasta hoy he visto que la mayoría de las multinacionales son españolas y estadounidenses, como Banco Santander, Telefónica-Movistar (de las que hablaré más adelante), McDonald, Burguer King, etc. Creo que Aerolíneas Argentinas fue propiedad de Iberia durante algún tiempo, pero volvió a manos pampeñas después un tiempo y algún que otro expolio.
Pero vayamos al meollo de la cuestión. La globalización tiene como efecto en este país que haya un flujo constante de dinero que sale de los bolsillos argentinos y llega a los de las metrópolis económicas. En otras palabras, parte de la plusvalía (dinero generado por el trabajo, es decir, el beneficio neto), deja el país para ir a donde viven los dueños de la marca. Un ejemplo: mientras que el restaurante Macías, que compra ternera en la pampa y la vende a la parrilla en Buenos Aires mueve todo su dinero en Argentina, McDonald hace lo mismo pero al final de la actividad comercial el beneficio parte a tierras estadounidenses.
Es por eso que esta globalización de la que hablo es bastante agresiva con los países más débiles económicamente hablando.
La segunda parte de la historia es que llegué aquí, iluso, con un teléfono movistar y una tarjeta bancaria del Banco Santander. Cuando fui a comprar una tarjeta nacional para que me saliera más barato llamar de un teléfono a otro dentro del país, apareció el siguiente mensaje en la pantallita del celular: "Inserte la tarjeta correcta".
Me imagino que adivináis lo que pasó: el teléfono Movistar, que no estaba liberado, pedía que le metiesen tarjetas Movistar, pero solo tarjetas Movistar España. No reconoce las tarjetas argentinas de la misma empresa. 1-0 contra la globalización.
Esta mañana he ido a sacar dinero. Ya en Madrid tuve una conversación con mi asesor financieron (el tipo que me hizo la cuenta), en la que le pregunté si me eso del 5% al sacar de un cajero extranjero tenía visos de cambiar. Como respuesta él levanto su ceja.
Interesante pregunta
Sin embargo, eché cuentas. Los precios aquí están por los suelos, como un 30% de los españoles. Si a ese 30% le sumamos un mísero 5%... sigo haciendo negocio.
Pues bien, he ido a un cajero cualquiera, y me ha dicho que me iban a cobrar 15$. Como yo no soy tonto (os suena, ¿eh?), he ido al Santander, que aquí se llama Santander-Río, pensando que me podría ahorrar esos 15$. Cuando he ido a sacar el dinero, después de cruzarme a pie toda la ciudad, leo en la pantalla del maldito cacharro... que me van a cobrar 15$, además del 5%.
En este momento yo ya estaba convencido de que era idiota, pero al menos he intentado sacar el máximo dinero posible, pensando que si me van a cobrar 15$, al menos solo sacar dinero una vez. He picado donde ponía "extraer otras cantidades", pero no me ha dejado. Al final he sacado 700 pesos, que aproxidamente 140€.
Hagamos el cálculo. 140-5%=133. 133-10=123. Es decir, los bancos se han quedado con 17€ de mis 140€. Más de un 12%.
No está mal, ¿eh?
Creo que la mafia se queda porcentajes más pequeños.
Así es como he descubierto que a día de hoy, Argentina y yo gozamos de todos los inconvenientes de la globalización, sin sufrir ni siquiera una de sus ventajas.
Pd: Los enchufes aquí son diferentes.
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