No todos los cochistas sois iguales

viernes, 23 de julio de 2010
Llevo unos cuantos artículos narrando las desdichas de mi pobre bicicleta enfrentada contra el salvaje y atroz tráfico madrileño.
Hoy quiero contar un pequeño incidente que acabo de tener, para hacer justicia con los conductores de Madrid:
No todos los cochistas son caníbales devoradores de ciclistas.

Yepa! Por suerte no todos son así...

Porque tengo una desmesurada tendencia a exagerar cuando se trata de cochistas. A raíz de los comentarios en el artículo anterior, tengo que reconocer que me pasé: los autobuses son necesarios, e incluso un cierto porcentaje de coches son estrictamente necesarios (he leído por ahí que el 20% de los desplazamientos en coche son imposibles o muy difíciles de suprimir, como los transportes de la gente que trabaja en varios sitios alejados, los de la gente mayor, o cuando necesitas pintar todas las paredes de tu casa de amarillo chillón y tienes que ir a Leroy Merlin a por pintura). Digamos que yo hablaba del 80% restante, y dejemos el tema ahí, antes de que algún troll salte diciendo que en los coches que van solos a las 9 de la mañana por la m-30 solo van montadas ancianitas camino de las urgencias del 12 de Octubre.

Dicho esto, la anécdota...
Intentaba hacer con la bicicleta una rotonda, esta en concreto, y tomar la segunda salida. Las rotondas son el gran enemigo de las bicicletas, excepto para un pequeño grupo de pervertidos a los que les pone cachondos plantarse delante de un coche y hacerle frenar (dentro de los cuales me encuentro), porque siempre hay algún despistado/listillo que quiere coger la salida desde un carril de la izquierda. Esto no solo está desaconsejado, sino que no se puede hacer, y menos aún cuando en el carril de la derecha va un ciclista, por el mero hecho de que no tenemos el esqueleto de adamantium, como Wolverine, y no resistimos muy bien las embestidas laterales de las camionetas de reparto.
Lo que sucedió es que un conductor cuyo cerebro estaba hecho de antimateria quiso incorporarse desde la izquierda, y se topó con que yo estaba en el carril de su derecha, circulando tranquilamente y sin intención de dejarle pasar. Como veis, no le temo a la muerte.
Cuando logró pasar, después de mí y de joder al coche que venía detrás, paró el batmóvil en el medio de la calle (colapsando la rotonda), para asomarse por la ventana a lanzarme apasionados piropos. Muy apasionados.
La historia acaba con que en el siguiente semáforo vino otra camioneta de reparto y un señor se asomó a la ventanilla para tratar de consolar mi dañada autoestima:
-No te preocupes chaval, yo lo he visto todo y no tenía ninguna razón.
Después de escuchar una y otra vez la misma tonada de "los ciclistas vais sin cabeza, os saltáis todos los semáforos", escuchar esas palabras es muy reconfortante.
Si por casualidad me lees, heroico piloto...

que los atascos no te alcancen!!!


1 comentarios:

guss dijo...

Autenticamente real, pensaba que narrabas una mañana cualquiera, en la que iba camino del trabajo.
Lo cierto es que cada vez se nota que algo mejora en el comportamiento de los conductores con el ciclista, pero siempre hay ese energúmeno dispuesto a seguir provocando con el poder de su falo, alargado en la chatarra que conduce.
Gracias que la Fiscalia ha decidido por fin perseguir, retirar el coche, e incluso encarcelar a los provocadores acosadores, que al volante producen la gran mayoría de accidentes, y atropellos mortales.

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