Yo nunca me las he dado de seductor. Nunca ha sido mi rol y eso ha sido algo que he asumido, aceptado y llevado como he podido en según qué momentos. Pero, y aun a riesgo de caer en la soberbia y lejos de vanagloriarme, tengo que decir que en mis modestos diez años de vida sexual (léase, sentimental o amatoria) he disfrutado de pareja durante un total de siete años y medio. Distintos formatos, distintas mujeres han pasado por mis sábanas y he disfrutado, si no de la cantidad que yo hubiese querido, sí de la calidad, por eso no me cabe en la cabeza que pueda existir una figura como El Mascotón.
Un mascotón es aquella figura que, dispuesto a ligarse a una mujer, está dispuesta a las humillaciones más terribles y a la traiciones propias de los felones más ruines. Y en eso está dispuesto a pasar por encima de amigos, colegas, familiares...pero también de principios y dignidad. Yo he sufrido a varios, como novio implicado en relaciones largas con tías que estaban bastante bien. Y yo mismo he sido mascotón durante mis tiempos mozos en un par de ocasiones. Por eso sé de lo que hablo.
Un mascotón denota una terrible impotencia y falta de control increíbles, no sólo cuando intenta ligar. No, no, eso nos puede pasar a todos, sino en la simple y mera interacción con la persona de sexo contrario. Asimismo, sus tonos de voz, tendentes al aflautamiento, se hacen agudos mientras no deja de titubear y decir chistes frikis que no tienen ninguna gracia y que en el mejor de los casos, son atendidos con sonrisas por pura cortesía.
Y escribo todo esto, oh amigos y queridos asiduos de nuestro reducto, porque hoy, comiendo en la Facultad de Agrónomos de la UPM he visto un cuadro que me ha indignado tanto que no he podido dejar de venir a mi sucia facultad a escribir estas líneas. Un tipo, gordo, feo, treintantón, con gafas de pasta con cordel y algo bobete, intentaba ligar con una chica cuyo composición resumiría así: 40% chica normalita, 35% de fea, 25% de guapa. Nuestro amigo, en esas lides en las que se veía, casi tartamudeaba mientras escuchaba cómo la chica le contaba distintos episodios de su vida a los que puede que prestase un interés nulo ("quiero follar", pensaría) o que trataba como un medio: "escucharla para lograr follar con ella", supongo que sería su plan a seguir.
Y en eso hasta le regaló un libro cuyo título no pude ver (no tengo la visión tan aguda como la malicia) y que fue bien acogido...¿La gracia o por qué escribo todo esto? Porque la chica, perpendicular a mí, no dejaba de dedicarme miraditas (y yo a ella) depredatorias (no tanto, colega) pero sí que denotaban un manifiesto interés al que yo correspondía por ese 60% de guapura y normalidad. Y me hacía gracia ver cómo el pobre mascotón, con sus más nobles intenciones (o no) hacía todos los intentos con los que su escaso arsenal de seducción le nutría para tales fines mientras yo, pensaba, que con acercarme, ser majo y dejarle mal con estilo/decirle dos tonterías a la chica, tendría todo un mundo ganado con ella.
Perdonad si me las doy de presuntuoso y chulo pero...es que esa es la actitud, el ver a una mujer como algo agradable con quien empezar un juego de tonteo cuyo fin es el propio juego, y disfrutarlo, no tanto como el llevarte a la tía a la cama pues...es algo que me sale natural, y cuando veo miraditas como las de hoy no puedo dejar de pensar que tengo mucho terreno ganado si soy simpático y majo (como lo somos todos vaya). Por eso los mascotones me hacen tanta gracia, porque creo que se ven como gacelas que quieren cazar leones y que para ellos el proceso de acercarse a una tía y decirles algo es hasta desagradable.
En fin, completaré la serie mascotil más adelante, cuando mi apretada agenda y negreros jefes me den la ocasión. Un saludo.
* Nótese que tengo mi latín muy polvoriento, así que pido disculpas a los posibles y seguros lectores que, incluyéndose en estos campos, puedan sentir dolor al ver que he empleado mal el número y el caso de la declinación de res, rei: filológos, culturetas, gafapasta, mascamuelles, pelinflores, resabidillos, semifrikis y demás fauna en general: lo siento.
Un mascotón es aquella figura que, dispuesto a ligarse a una mujer, está dispuesta a las humillaciones más terribles y a la traiciones propias de los felones más ruines. Y en eso está dispuesto a pasar por encima de amigos, colegas, familiares...pero también de principios y dignidad. Yo he sufrido a varios, como novio implicado en relaciones largas con tías que estaban bastante bien. Y yo mismo he sido mascotón durante mis tiempos mozos en un par de ocasiones. Por eso sé de lo que hablo.
Un mascotón denota una terrible impotencia y falta de control increíbles, no sólo cuando intenta ligar. No, no, eso nos puede pasar a todos, sino en la simple y mera interacción con la persona de sexo contrario. Asimismo, sus tonos de voz, tendentes al aflautamiento, se hacen agudos mientras no deja de titubear y decir chistes frikis que no tienen ninguna gracia y que en el mejor de los casos, son atendidos con sonrisas por pura cortesía.
Y escribo todo esto, oh amigos y queridos asiduos de nuestro reducto, porque hoy, comiendo en la Facultad de Agrónomos de la UPM he visto un cuadro que me ha indignado tanto que no he podido dejar de venir a mi sucia facultad a escribir estas líneas. Un tipo, gordo, feo, treintantón, con gafas de pasta con cordel y algo bobete, intentaba ligar con una chica cuyo composición resumiría así: 40% chica normalita, 35% de fea, 25% de guapa. Nuestro amigo, en esas lides en las que se veía, casi tartamudeaba mientras escuchaba cómo la chica le contaba distintos episodios de su vida a los que puede que prestase un interés nulo ("quiero follar", pensaría) o que trataba como un medio: "escucharla para lograr follar con ella", supongo que sería su plan a seguir.
Y en eso hasta le regaló un libro cuyo título no pude ver (no tengo la visión tan aguda como la malicia) y que fue bien acogido...¿La gracia o por qué escribo todo esto? Porque la chica, perpendicular a mí, no dejaba de dedicarme miraditas (y yo a ella) depredatorias (no tanto, colega) pero sí que denotaban un manifiesto interés al que yo correspondía por ese 60% de guapura y normalidad. Y me hacía gracia ver cómo el pobre mascotón, con sus más nobles intenciones (o no) hacía todos los intentos con los que su escaso arsenal de seducción le nutría para tales fines mientras yo, pensaba, que con acercarme, ser majo y dejarle mal con estilo/decirle dos tonterías a la chica, tendría todo un mundo ganado con ella.
Perdonad si me las doy de presuntuoso y chulo pero...es que esa es la actitud, el ver a una mujer como algo agradable con quien empezar un juego de tonteo cuyo fin es el propio juego, y disfrutarlo, no tanto como el llevarte a la tía a la cama pues...es algo que me sale natural, y cuando veo miraditas como las de hoy no puedo dejar de pensar que tengo mucho terreno ganado si soy simpático y majo (como lo somos todos vaya). Por eso los mascotones me hacen tanta gracia, porque creo que se ven como gacelas que quieren cazar leones y que para ellos el proceso de acercarse a una tía y decirles algo es hasta desagradable.
En fin, completaré la serie mascotil más adelante, cuando mi apretada agenda y negreros jefes me den la ocasión. Un saludo.
* Nótese que tengo mi latín muy polvoriento, así que pido disculpas a los posibles y seguros lectores que, incluyéndose en estos campos, puedan sentir dolor al ver que he empleado mal el número y el caso de la declinación de res, rei: filológos, culturetas, gafapasta, mascamuelles, pelinflores, resabidillos, semifrikis y demás fauna en general: lo siento.
4 comentarios:
Hehehe, queda bien así: el re-mascota, el mascota dos veces, el mascotón... No sé si lo has hecho aposta, pero mola!
Mascotón vendría a ser un Pagafantas o un Calzonazos no?
En nuestro argot coleguil, a los novios Mascotones decimos que "están institucionalizados" (como en Cadena Perpetua).
Las tías manipulan bastante, la verdad.
Institucionalizados... al amigo Barón de la Birraca le he escuchado decir la expresión "burocratizados". Es de lo más cruel que he escuchado.
De todas maneras, no creo que las chicas tengan la culpa. Más de una habría hecho todo lo posible por que el mascotón desapareciese instantáneamente sin dejar rastro.
Creo más bien que el mascotón es una lapa insoportable, incluso para ella, y que no sabe bien ver cuando hay que hacer una honrosa retirada.
Esperemos a que el experto se pronuncie...
No no Radmains, el Mascotón no es novio, aunque sí es cierto que puede haber novios mascotones, pero en general, nunca se es mascotón de tu propia novia, en general.
Sobre todo eso podemos escribir un terabyte de texto. Sobre novios y burocracia
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